Un día del mes de junio, un día como cualquier otro, a no ser por…
El mundo de los gusanos vio con extrañeza la llegaba de otro gusano, éste no era igual a ellos, era un poco más corto, más grueso, tenía pelo y una pequeña trompa.
Los demás gusanos al verle le rehuían, juzgaban algo diferente, algo que no iba con ellos.
El nuevo gusano cansado de buscar compañía y ser rechazado decidió encerrarse en sí mismo y entonces por su boca empezó a salir un delgado hilo en el que se fue envolviendo hasta quedar completamente cubierto.
… y ahí quedó hasta que hubo madurado, una vez que lo logró rompió su prisión y elevando el vuelo, alejándose de aquellos con quienes vivía pero que no habían sabido comprender que era distinto porque su misión era diferente.
Rafael Fernández Flores
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 683