Raúl se hizo amigo de su Ángel de la Guarda. Conversaban horas y horas. De historia, de arte, de filosofía. Un día el ángel —que era un alma de cántaro— le reveló el secreto:
—El Juicio Final comenzará a toques de trompeta, pero será lento. Todas las naranjas formarán una naranja ideal. Todas las esmeraldas entrarán en una pura esmeralda. Todos los hombres apretarán en un arquetipo de hombre… Y así con todo. Cuando las innumerables cosas, bien clasificadas, se hayan reducido a piezas únicas, Dios las conservará como un museo.
Enrique Anderson Imbert
No. 57, Febrero-Marzo- 1973
Tomo IX – Año IX
Pág. 544