Cuando se me habló del horizonte retirado, de magos que sabían quitar el horizonte y nada más que el horizonte, dejando el resto visible, creí que se trataba de una forma de expresión verbal, de broma del lenguaje.
Un día, en mi presencia, un mago retiró el horizonte de mi alrededor. Que ello hubiese ocurrido por magnetismo, sugestión u otra causa, la repentina substracción del horizonte (yo estaba junto al mar donde un rato antes había podido apreciar la inmensa extensión y la arena de sus playas) me causó una angustia tan grande que no me hubiese atrevido a dar un paso.
No tuve más remedio que declararme totalmente convencido. Una sensación intolerable, que ahora mismo no me atrevo a evocar, había hecho presa de mí.
Henri Michaux
No. 59, Junio-Julio 1973
Tomo X – Año IX
Pág. 748