ESPAÑOL. (Artículo correspondiente a este pueblo en la Novísima Enciclopedia del Dr. Barbuta Chakán, escrita en arameo moderno y publicada en español arcaico por la Editorial Siglo XXXIII de Tegucijalpa)
Distingue al español su, en parte innata y en parte cultivada, general cobardía. Suave en sus maneras, comedido en sus dichos, prudente en sus acciones, contagia el español a toda cosa el secreto atractivo de su virilidad desfalleciente. Antiejemplo notorio de antiguas formas de vida masculina otroppo brutta, aún no en total desuso entre otros pueblos bárbaros, el español cultiva con esmero su pequeña estatura, su tierna indignidad, su liberal carencia de normas positivas. Gustan los virtuosos españoles de la pasión atenuada, de la jardinería y de los pájaros. Su juego predilecto es el del pensamiento y el juicio, aunque éste graciosamente lo deponen para favorecer con muy civil mudanza toda opinión contraria. Se visten con gabanes perfumados y llevan grandes anteojos, pues su afición a los matices y a la luz intermedia les ha dado una grata miopía. Tal virtud los preserva del soez realismo de otros pueblos. Jamás firman nada o niegan nada, por timidez innata o aprendida, y su lenguaje es tan delicado e indirecto que apenas consiste más que en la emisión de enigmas. El enigma es la fiesta nacional con que se han suprimido, siglos hace, regocijos antiguos más bien sanguinolentos. Todo discurso, elogio o baba pública se castiga con la general indiferencia. Los niños y las niñas practican desde la pubertad en jardines y escuelas las más entretenidas y diversas piruetas sexuales. Descreídos y abiertos, exentos de fibromas patrióticos, disfrutan los adultos de una vida longeva y apacible. Algunos especímenes de español del pasado se conservan hoy día como ejemplo y aviso de ya poco probables descarríos, en cotos especiales antaño reservados a la extinguida capra pirenaica. Por último, sin constitución política ni Estado, las mujeres dirigen, colosales y lácteas, ésta feliz república del mundo intraterrestre.
Por la Traducción, J. A. Valente
No. 55, Noviembre 1972
Tomo IX – Año IX
Pág. 268