Soy así, un ser cubierto de defectos. Pero estoy por completo convencido de que el más sano y robusto de todos es el de mi distracción; este siempre me ha procurado grandes problemas. El último de ellos me hundió para siempre; nomás juzguen si no.
Estuvo lloviendo cuarenta días con sus cuarenta noches, en forma horrible. Y heme aquí, ahora que el cuerpo inflado y flotando con el agua hasta en las venas, recuerdo que yo, Noé, debía haber construido una barca…
Armando Rodríguez Dévora
No. 55, Noviembre 1972
Tomo IX – Año IX
Pág. 293
Genial.