Se habla en él de un joven. Milomaki, que cantaba maravillosamente, que mucha gente acudía desde lejos para oírle. Llegado a la edad adulta, le quemaron en una hoguera. Y seguía cantando con sonidos magníficos al abrirse su cuerpo. De sus cenizas surgió la primera palmera paschiuba, de cuya madera se tallan grandes frutas, que reproducen las melodías maravillosas que en su día cantara Milomaki. A las mujeres y los niños no se les está permitido ver dichas flautas, que se tocan en las fiestas llamas de Yurupari, en las que se danza en honor de Milomaki, creador de todos los frutos.
Mito Yahuna del Brasil, recogido por Jensen
No. 24, Junio – Julio 1967
Tomo IV – Año IV
Pág. 509