José Rafael Blengio Pinto

José Rafael Blengio Pinto

José Rafael Blengio Pinto

En el Real Colegio de Santa Rosa de Viterbo, se llevó a cabo un homenaje al músico y poeta José Rafael Blengio Pinto, quien es originario de Hecelchakan, Campeche, y reside desde hace más de 25 años en la ciudad de Querétaro.

Laura Corvera, directora del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes (IQCA), entregó al maestro Blengio Pinto, un reconocimiento por su trayectoria.

Señaló que este homenaje es un orgullo y una obligación para el maestro, en quien se conjuntan la ciencia, la música y la poesía y agradeció la suma de voluntades de la UAQ y el Instituto Municipal de Cultura para la realización de este reconocimiento público al maestro.

Cabe destacar que Blengio Pinto, estudió Medicina en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde ejercer su profesión. Ha sido traductor y cuenta con una larga bibliografía médica.

Dentro de las obras que le han publicado destacan, “Declinación del Mundo” (1992) y “Testimonios. Obra reunida”, que compila 50 años de labor poética.

Fue miembro fundador de la Orquesta de Cámara de la Ciudad de México, ha sido recitalista y compositor, perteneciendo a lo largo de su vida a los Violines de Villafontana (1980-1994) y al grupo Berlioz-compositores jóvenes (1957-1958).

Destaca su colaboración en el Diccionario de Música Española e Hispano Americana, de la Sociedad General de Autores de España (1993). Cuenta con grabaciones al lado de Luis Cárdenas y Jesús Almanza.

Jubilado a partir de 2009, fue profesor del área de música de la Facultad de Bellas Artes (1987-2009) en materias como violín y viola, historia del arte y de la música, historia dela música mexicana y estética y ha sido merecedor de numerosos reconocimientos por su trabajo literario.[1]

[1] http://www.eluniversalqueretaro.mx/vida-q/31-08-2012/homenaje-jose-rafael-blengio-pinto

Termidor

La conspiración para terminar con la ola de violencia ha sido descubierta. Después de un juicio sumarísimo, me espera la guillotina. El populacho enardecido, grita y apedrea la carreta en la que atado de manos soy conducido al cadalso. El rugido que percibo es semejante al de un gran bosque sacudido por la tempestad, como si se hermanaran las furias del cielo y de la tierra. Me vendan los ojos y el verdugo me hace arrodillar. Apenas, entre el batir de los tambores, puedo oír el ruido seco y silbante de la cuchilla que cae sobre mi cuello. Mi cabeza rueda debajo de la cama. Mi esposa enciende la lámpara en la mesita de noche y, sin poder dominarse, grita, grita, presa de terror infinito. Mi sueño ha terminado.

José Rafael Blengio P.
No. 40, Enero-Febrero 1970
Tomo VII – Año V
Pág. 141