El ubicuo

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Al salir de la ciudad de Stravasti, el Buda tuvo que atravesar una dilatada llanura. Desde sus diversos cielos, los dioses le arrojaron sombrillas para resguardarlo del sol. A fin de no desairar a sus bienechores, el Buda se multiplicó cortésmente, y cada uno de los dioses vio un Buda que marchaba con su sombrilla.

M. Winternitz, en Indische litteratur (1920)
No. 02, Junio 1964
Tomo I – Año I
Pág. 28