Anti-utopía

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La utopía, la absoluta Anti-utiopía, sería para Münster la cárcel perfecta, situada en una isla, con guardianes eternos y en la cual se aplicarían eternas penas de reclusión, los días serían absolutamente iguales, los presidiarios repetirían los mismos actos todos los días, la comida sería siempre la misma, la evasión estaría excluida de toda posibilidad, y no habría tampoco lugar a la liberación por la muerte. Al mismo tiempo guardianes y convictos estarían esperando siempre un hecho que se escapara de la medrosa rutina, y esta espera se convertiría en parte esencial del rito. De allí surgirían para Münster la idea de la libertad, y el impulso del progreso.

Pedro Gómez Valderrama
No. 57, Febrero-Marzo- 1973
Tomo IX – Año IX
Pág. 571

Pedro Gómez Valderrama

Pedro Gómez Valderrama

Pedro Gómez Valderrama

(* Bucaramanga, 13 de febrero de 1923 – † Bogotá, 7 de mayo de 1992)

Fue un escritor y diplomático colombiano. Cursó estudios de Derecho y Ciencias Políticas en Bogotá, Londres y París. Se destacó en el campo cultural con acontecimientos como la fundación de la revista literaria Mito, en 1955, en la cual se recogieron las principales publicaciones de los escritores colombianos de la época. Escribió cuentos, novelas y ensayos. En estos géneros se destacan: Muestras del diablo (1958), El Retablo de Maese Pedro (1967), La procesión de los ardientes (1973), Invenciones y Artificios (1975), La otra raya del tigre (1977), Los infiernos del Jerarca Brawn y otros textos (1984) y La Nave de los Locos (1984). Fue ministro de Educación y de Gobierno, Consejero de Estado, así como Embajador en la Unión Soviética y España[1].

Muerte de Utopo

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Utopo concurrió, con la reina, al estreno de una nueva antivida del poeta Ascanio que trataba de las desventuras de un conductor político de los antiguos tiempos, con su país partido en una guerra civil, que al fin y al cabo logra dominar, sólo para que en el momento del triunfo, cuando asiste a una representación teatral, en la cual se trata igual tema, sea asesinado de un flechazo por uno de los actores, que a su vez debía representar otro asesinato. El caso es que Utopo, sentado en su palco, recibió el flechazo de la ficción, en plena realidad, y fue asesinado por uno de los actores, prefigurando además la muerte de Lincoln, e iniciando igualmente una cadena de espejos que por infinita debe estar aun desarrollándose, ya que en cada representación hay contenida otra en la cual, mientras en escena se mata a un líder político, se representa otra comedia en que hay otra muerte similar, hasta que probablemente la última vez sea de nuevo la muerte de Utopo.

Pedro Gómez Valderrama
No. 57, Febrero-Marzo- 1973
Tomo IX – Año IX
Pág. 494