La historia del hombre que quería detener el tiempo

A la memoria de DOMINGO DE LOS SANTOS

Enterado Yantruba de que el tiempo marchaba en su contra decidió destruir todos los relojes.

Incineró luego los almanaques y todas las cosas que tuvieran que ver con el asunto, salvando sólo al viejo reloj del palacio, que le serviría para controlar a Cronos.

Prohibió mencionar el día, la hora, y la fecha exacta y los ciudadanos debían contar regresivamente el tiempo.

Los días de la semana fueron, pues, domingo, sábado, viernes, jueves, miércoles, martes y lunes. Y los meses del año de diciembre a enero. El mes comenzaba el día treinta y terminaba el primero, mientras que el día se iniciaba a las seis de la tarde para concluir a las seis de la mañana, cuando vendría la noche y los ciudadanos debían acostarse.

Sin embargo, el sol salía por el Este y se ocultaba por el Oeste. Y la tierra giraba incesantemente describiendo la misma órbita a su alrededor.

Y aunque los ciudadanos habían sido obligados a usar abrigo en el verano, las rosas florecían en primavera y el otoño hacía caer las hojas de los árboles.

Por eso, Yantruba decidió ir a la casa donde moraba el tiempo.

Subió por una alfombra blanca a la montaña y en una cueva larga encontró a un viejo que debía tener todos los años del mundo y cuya barba era la misma alfombra por donde había subido el tirano.

Yantruba disparó su ametralladora al anciano que no sintió nada y seguía escribiendo en el suelo.

El déspota lo empujó a un lado para ver, sorprendido, que el viejo había escrito la fecha exacta y el nombre del propio Yantruba.

Entonces, se arrojó hacia el anciano, para ahogarlo, pero sus brazos se paralizaron, al tiempo que se oía un grito aterrador que hizo que los ciudadanos corrieran al palacio, donde encontraron a Yantruba colgando del viejo reloj, pues el minutero le había atravesado el corazón.

 

Jimmy Sierra

No. 69, Abril – Junio 1975

Tomo XI – Año XI

Pág. 309

La historia del hombre que se transformó en un bien de consumo

En el primer compartimiento, al cortarle el cordón umbilical, lo vistieron con los Diez mandamientos y las historietas de Walt Disney.

Sus tiernos pañales exhibían a Pluto, el Pato Donald y el Ratón Miguelito.

Después, el niño cayó en el paraíso de Tarzán, Los Chicos Malos, Mandrake, y Supermán.

Ya joven, su órgano sexual de transformó en un radio transistorizado y en lugar de orina expulsaba ondas hertzianas. Sus orejas se convirtieron en un par de teléfonos, mientras sus posaderas tomaron una forma cuadrada, de pantalla de 26 pulgadas, que permitía ver programas diversos de TV, enlatados, Made in USA, que bajaban por el ano. Los ojos empezaron a proyectar películas en 35 y 16 milímetros, a color, panavisión y cinemascope.

Su cabeza fue una computadora IBM, cada pelo una tecla, y el corazón un reloj Bulova, a prueba de golpes y antimagnético, con un tic{tac perpetuo de 125 latidos por segundo. Su nariz, dos chimeneas por donde salía todo el humo del mundo: Marlboro, Lucky Strike, Camel y High-Life.

Otro compartimiento le adaptó la boca para que las palabras salieran impresas en off-set, en tiradas multimillonarias de cables de la UPI y la AP y proclamas anticomunistas de la Sociedad Interamericana de prensa (SIP).

Ya para entonces, la coca cola coca-ina corría implacable por sus venas.

Y así, smiling please, luz de neón, son of a bich, koda-color, el hombre fue empujado al último compartimiento, donde lo sellaron, encartonado con una bella etiqueta y lo lanzaron al mercado en un LP Stereo, de treinta ytres revoluciones por minuto.

Jimmy Sierra
No. 69, Abril – Junio 1975
Tomo XI – Año XI
Pág. 304

Jimmy Sierra

Jimmy Sierra

Julio Samuel «Jimmy» Sierra

(Najayo, San Cristóbal, República Dominicana, 16 de diciembre de 1944)

Es un catedrático universitario, abogado, periodista, historiador, cineasta, dramaturgo y director de teatro, cuentista y productor de radio y televisión.

Comenzó su actividad a los catorce años, fundando un grupo de muchachos que se oponía a la dictadura de Rafael L. Trujillo. En 1960, al ingresar al liceo Eugenio María de Hostos, funda el periódico “El crítico del Primero E”. En 1962 funda la primera organización cultural de nuevo tipo en la República Dominicana, el Club Estudiantil de Jóvenes Amantes de la Cultura (CEJAC) y, en 1965, al estallar de la Guerra de Abril, en la Zona Constitucionalista crea una escuela para alfabetizar a los combatientes que luchaban contra la segunda intervención norteamericana a la República Dominicana.

En 1966 pasa a dirigir el Movimiento Cultural Universitario (MCU), diseñando el Primer Festival de la Cultura Popular y la Primera Exposición de Artes Plásticas en Plena Calle. En 1970 recibe el título de abogado, fungiendo como asesor del Sindicato de Trabajadores de la Fábrica de Clavos y de los Astilleros Navales de Santo Domingo. Es, al mismo tiempo, el relacionador público de la Asociación de Dominicana de Abogados (ADOMA). En 1975 elabora el primer proyecto de ley de cine del país, al tiempo que forma el Comité Pro Adecentamiento de los Medios de Comunicación Masiva (CAMECON), entidad que combate diferentes aberraciones, principalmente, en la radio y la televisión. También, una ley de medios, que incluye la creación de la Dirección Nacional de Medios. En 1976 ingresa como profesor en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde duró 21 años en los departamentos de Ciencias Políticas y Artes. En 1999 fue nombrado ministro consejero de la embajada dominicana en Francia. En el 2002 recorrió unos 50 pueblos del país, realizando igual cantidad de documentales de un minuto de duración, los cuales subió a la página “Arribasantodomingo.com”, conjuntamente con varias mini enciclopedias sobre la historia del teatro, literatura, artes plásticas y otros aspectos de la cultura dominicana.

Cine

En 1973 funda el Comité Pro Instituto Nacional de Estudios Cinematográficos (CINEC), donde realiza varios documentales (“Primero de Mayo”, “Viacrucis”, “7 Días con el pueblo”), al tiempo que lanza el Circuito Popular de Cine, que llevará el séptimo arte a los pueblos más apartados del país. En 1980 colabora con GUY Henebele y Alfonso Gumucio Dagron publicando la parte dominicana de la obra monumental “Los cines de América Latina”. En el año 2000 se traslada de París a Barcelona, donde realiza “La Joya del inmigrante”, con actores españoles y dominicanos. En el 2005 filmó la primera película histórica dominicana: “Lilís”, y en el 2007, “El caballero de la medianoche”, de carácter policíaco.

Entre los años 2008 y 2009 realizó ocho documentales, sobre diferentes aspectos de la cultura dominicana: “Pintura y Escultura en Santo Domingo”, “Historia del teatro Dominicano”, “Los medios de comunicación la R.D.” e “Historia de la literatura dominicana” (cinco partes). Comenzó en el 2009 el documental “Hostos el sembrador”, basado en el texto homónimo del profesor Juan Bosch y que se hace a partir de la estadía del insigne boricua en diferentes países, principalmente, Puerto Rico, Cuba, Estados Unidos , Chile, Venezuela, España y la República Dominicana.

Literatura

En 1966 publica se inicia en el suplemento literario de El Caribe, con el cuento “El niño”. Más tarde publicará, además, en el suplemento de el periódico “El Nacional” y la revista “Ahora”. En el 1969, conjuntamente con Fernando Sánchez Martínez y Antonio Lockward, publica “Bordeando el río”, con prólogo de Pedro Mir. En 1975 obtiene el primer premio del concurso del cuento brevísimo, de la revista Mexicana “El cuento”, con la narración “El hombre que se convirtió en bien de consumo. En 1977 pone a circular “El mester de la ironía”, narraciones con el prólogo de Narcizo González (Narcisazo). En 1986 publica “La ciudad de los fantasmas de chocolate”, narraciones basadas en la Ciudad Trujillo de los años 50. Reeditará este texto en 1996 y en el 2009.

En el 2003 pone a circular “Cuentos de Papá Leche”, narraciones infantiles, acompañadas de un CD, con los cuentos dramatizados. Más tarde, en el 2006 publicará “Cuentos de Papá Leche 2”, también con los cuentos dramatizados. En el 2007 le añadirá un DVD, en el cual se presentan las animaciones de estos cuentos[1].

La historia del hombre que amó todas las cosas

Primero se enamoró de la montaña, las praderas, los bosques, los largos ríos y lagos. El verdor y los árboles.

Amó, más luego, al día: su claridad temprana, su luz y la mañana.
Y en una tarde gris se acostó con el arco iris y la luz del relámpago.

En la noche invernal durmió con mil mujeres.

Amó, también la paz, el sol, la lluvia suave, el tenue ruiseñor. Los niños, las palomas, los pétalos, la flor.

Quiso al aire y a mar, la luna, los colores y al hombre fraternal.
Besó la brisa pura, la piedra, los caminos, al sacristán y al cura.
Siguió amando las cosas apasionadamente, sin discriminar, con el pecho inflamado de amor universal.

Hasta que un día quiso amar a una serpiente de cascabel y tendió sus brazos al hermoso reptil que, luego de ahogarlo, lo devoró sin prisa, sencillamente, con la calma de aquel que nunca conoció la palabra amor.

Jimmy Sierra
No. 69, Abril – Junio 1975
Tomo XI – Año XI
Pág. 295