Los Buriat de Irkutsk –Siberia-, por ejemplo, afirman que Morgon-Kara, su primer shamán, era tan competente que podía atraer las almas de los muertos. Por ese motivo, el Señor de los Muertos se quejó al Alto Dios del Cielo, y Dios decidió poner a prueba al shamán. Tomó posesión del alma de cierto hombre y la metió en una botella, cubriendo la boca con la yema de su pulgar. El hombre enfermó y sus parientes buscaron a Morgon-Kara. El shamán buscó por todas partes el alma que faltaba. Buscó por el bosque, por las aguas, por los desfiladeros de las montañas, la tierra de los muertos, y al fin, subió, montado en su tambor, al mundo de arriba, en donde fue forzado a buscar por un largo tiempo. Entonces observó que el Alto Dios del Cielo, tenía una botella tapada con la yema de su pulgar, y reflexionando sobre esa circunstancia, cayó en cuenta de que adentro de la botella estaba el alma que él había venido a buscar. El astuto shamán se convirtió en avispa. Voló hacia Dios y le dio un aguijonazo tan fuerte en la frente, que le hizo quitar el pulgar de la abertura, y la cautiva huyó. Antes de que Dios pudiera evitarlo, ya iba el shamán Morgan-Kara sentado en su tambor y camino a la tierra con el alma recobrada.
Joseph Campbell, en EL HEROE DE LAS MIL CARAS.
No. 3, Julio -1964
Tomo I – Año I
Pág. 53