Físicos

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Afirman que las cosas inferiores tienen dos principios físicos, a saber, el Sol como padre y la Tierra como madre. Sostienen que el aire es una porción impura del cielo y que todo el fuego procede del sol. El mar es el sudor de la tierra y el efluvio de la tierra ardiente y fundida en sus entrañas, así como también el vínculo entre los espíritus y el cuerpo de los seres animados. Creen que el mundo es un animal grande y que nosotros vivimos en su vientre, como los gusanos viven en el nuestro.

Tommaso Campanella, en “La ciudad del sol”
No. 15, Septiembre- Octubre 1965
Tomo III – Año II
Pág. 162

Tomaso Campanella

Tommaso Campanella

(Stilo, Calabria, 5 de septiembre 1568 – París, 21 de mayo de 1639)

Fue un filósofo y poeta italiano. Es también citado por su nombre castellanizado, Tomás Campanella. Su nombre antes de entrar en la Orden Dominica fue Giovanni Domenico Campanella.

Escribió, entre otras muchas obras, una defensa de Galileo y el tratado utópico La ciudad de Dios (compuesto durante su larga estancia en la cárcel por una conjura antiespañola, la misma causa que el economista Antonio Serra), donde describe un Estado teocrático universal basado en principios comunitarios de igualdad.

A los 15 años ingresó en el convento dominico de Santo Domingo de Placanica, emitiendo sus votos con el nombre de fray Tommaso. Estudió filosofía y teología en Morgeto y Nicastro, mostrando especial admiración por la física naturalista y el antiaristotelismo de Telesio. En 1589, sin contar con sus superiores, se dirige a Nápoles en compañía de un rabino judío, que lo introduce en el círculo de Gian Battista Porta, en el que se practicaban curiosidades mágicas y naturalistas, por las que siempre sintió especial atracción.

En 1591 publicó allí su primera obra, Philosophia sensibus demonstrata, en defensa de Telesio, sufriendo poco tiempo después la primera sospecha de demonismo y herejía, y siendo procesado por su propia Orden al año siguiente. Un cuarto proceso (tras haber pasado por Roma, Florencia, Bolonia y Padua) más grave que los anteriores, hace que le trasladen a Roma, siendo encarcelado en la Torre Nona por orden del Santo Oficio. Obtenida la libertad, se retira al pequeño convento de Santa Maria de Gesu (Stilo), aparentando una vida recogida y tranquila. Mientras tanto planeaba una conjuración contra la dominación española en Calabria, y la instauración de una república teocrática perfecta similar a la utopía que formula en Cittá del sole. Delatado, se le abre en 1599 un proceso político y eclesiástico en el que se le acusa de rebelión y herejía. El gobierno español y la autoridad eclesiástica determinan en 1602 condenarle a cadena perpetua en el Castillo de Nápoles, donde pasa 27 años. Durante esta reclusión compuso sus principales obras, reelaboró las que en Bolonia le había arrebatado la Inquisición y mantuvo relación con estudiosos de su tiempo (Galileo, Scoppio, Gassendi, etc.). A requerimiento de la propia Orden Dominicana le fue otorgada la libertad total por el papa Urbano VIII. El 21 de octubre de 1634, vestido de fraile mínimo, con falso nombre, huyó a Francia, donde Campanella encontró afectuosa acogida. Cinco años después, murió en el convento de la Rue Saint-Honoré de París.

Campanella tenía un temperamento impetuoso, combativo; talento de amplia erudición, con una audacia intelectual desenfrenada, que le llevó a abordar todas las ciencias. Se creyó predestinado por Dios para la misión providencial de realizar la unidad de todo el mundo, dividido por luchas doctrinales, políticas y religiosas; unidad que constituyó la gran obsesión de su vida.

Una de sus obras más destacadas fue La ciudad del sol, que fue escrita en 1602 pero no fue publicada hasta 1623. Es una utopía en la que el autor expone su concepción de ciudad ideal. Está dispuesta en forma de diálogo entre un almirante genovés y el Gran Maestre de los Hospitalarios. El marino cuenta al caballero cómo se vio obligado a tocar tierra en la Isla de Taprobana, donde los indígenas lo conducen a la Ciudad del Sol, que está rodeada por siete murallas, dedicadas cada una a un astro. En la punta de un monte se encuentra el templo dedicado al Sol.

La organización política de esta singular República es de carácter teocrático. Se mezclan los asuntos religiosos y públicos de manera inescindible. El supremo gobernante es el Sacerdote Sol, auxiliado por los Príncipes Pon, Sin y Mor, competentes respectivamente en materia de poder, sabiduría y amor. Al príncipe Pon le corresponde conocer el arte guerrero y de los ejéricitos; al Príncipe Sin, la enseñanza de la ciencia y la sabiduría, y al Príncipe Mor, las labores de la procreación y la educación de los infantes.

Los Ciudadanos de esta República filosófica, conocedores de que la propiedad privada engendra el egoísmo humano e incita a los hombres a enfrascarse en crueles luchas, han convenido en que la propiedad sea comunitaria. Todos los hombres habrán de trabajar pero los funcionarios serán los que harán la distribución de la riqueza. Hasta los actos más íntimos son en común en esta ciudad.

Trata de una sociedad comunista ideal en la que el poder está en manos de hombres sabios y sacerdotes. Con esto podemos ver cuan influyente fue la Iglesia sobre Tommaso Campanella. La ciudad del sol contribuyó a desarrollar la ideología progresista y a estimular el progreso social[1].

Físicos


Afirman que las cosas inferiores tienen dos principios físicos, a saber, el Sol como padre y la Tierra como madre, Sostienen que el aire es una porción impura del cielo y que todo el fuego procede del Sol. El mar es el sudor de la tierra y el efluvio de la tierra ardiente y fundida en sus entrañas, así como también el vínculo entre los espíritus y el cuerpo de los seres animados. Creen que el mundo es un animal grande y que nosotros vivimos en su vientre, como los gusanos viven en el nuestro.

Tomaso Campanella en “La ciudad del sol”
No. 87, 1981
Tomo XIII – Año XVII
Pág. 753