El espejo

Para sentirse bien, que era lo importante, inventó un espejo que reflejaba sólo el lado bueno de sí mismo y así, cada mañana se recreaba en los cuatro flancos de su engaño. El espejo fue reduciendo su tamaño hasta quedar de la dimensión exacta de una pupila: a sus ojos, siempre fue perfecto.

Patricia Vidal
No. 128, Enero-Marzo 1995
Tomo XXIV – Año XXXI
Pág. 223