Supongamos que Andrómeda es una galaxia decente, compuesta de anticuada materia, y que pasé en ella diez años explorando de un lado a otro, y que luego dé la vuelta y regrese a casa. Se imaginarán que por mi hazaña me acogería un estruendoso recibimiento en Nueva York. Nada de eso. Yo tendría unos cincuenta años más, pero en la Tierra habría envejecido en más de cuatro millones. Todos mis amigos habrían muerto; que nadie hablaría mi idioma, ni inglés ni húngaro; los científicos tendrían que descifrar lentamente mis notas. Viviría una nueva raza que nosotros podríamos considerar como una extraña y horrible especie nueva, pero que sería en realidad muy superior y mucho mejor que la nuestra, y lo que harían conmigo, ejemplar de una antigua, fabulosa, irrazonable y extinguida raza, es evidente: me encerrarían en un parque zoológico.
Edward Teller
No. 6, Octubre 1964
Tomo I – Año I
Pág. 49