Anoche, en sueños, vi una habitación oscura. Dentro, un hombre y una mujer, casi ancianos, conversaban sentados en un camastro. Supe que la vida no significaba mayor cosa para ellos, seres que habían sufrido hasta el límite una existencia miserable. Supe también que habían decidido morir juntos, en ese mismo lugar.
Si logramos que despierte —dijo el hombre refiriéndose a mí—, este sueño acabará y de esa manera nosotros moriremos.
Encendieron una hoguera. Muy pronto, toda la habitación estaba en llamas, y ellos ardían entre alaridos horripilantes, agónicos.
Desperté sobresaltado. Un intenso dolor me atenazaba el cráneo y una sensación de ahogo me cortaba la respiración. Abrí la boca, para gritar, para tomar aire. De mi garganta brotó, sofocando el grito, una nube de humo negro.
José Renato Tinajero Mallozzi
No. 142, Enero-Marzo- 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 40