Allá por el centro del país hay un pueblo cuyos moradores se dedican a deambular por las noches, buscando encontrarse con difuntos que les señalen sitios de tesoros enterrados. Son gente muy pobre, que ha logrado sobrevivir gracias a una precaria agricultura que ejercen ya entrada la tarde.
El gobierno, para incentivar el aprovechamiento de los recursos regionales, les ha enviado un tallerista del INBA, especialista en realismo mágico.
Fernando de J. García de León
No. 135, Abril-Junio 1997
Tomo XXIX – Año XXXIII
Pág. 49