El símbolo

Dios ordenó a su Arcángel Gabriel que subiera a la tierra y le llevara a su presencia un símbolo del adelanto del hombre. Gabriel le presentó en una charola de nubes, hermosa y resplandeciente, una botella de Coca-Cola.

Luis René Aubery
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 112

Reconciliación

Había una vez cierta calle, donde al tiempo de la magia y de la angustia, un hombre y una mujer se miraron. Se acercaron. Al contacto se fundieron en un beso. Para más tarde celebrar el sagrado y placentero rito del amor. Y después cada cual siguió su camino, reconciliados de nuevo con ellos mismos, con sus amantes, y con toda la humanidad.

Luis René Aubrey
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 111

Pedagogía

Y cuando Caín volvió la cara, contemplo la huella que había dejado el cuerpo de Eva entre las hojas. Ella, su madre, le enseñó por la mañana lo que era el amor, gestando en su pedagógico afán una humanidad incestuosa y placentera.

Luis René Aubery
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 109

El deseo de Narciso

Como hoy, también ese día llegué a mi cuarto, les juro que era el mismo que de costumbre, solo que aquella noche yo venía más cansado que otras veces. Sin encender, me desvestí mecánicamente empezando a buscar el lugar de mi cama. Yo lo que deseaba era descansar, descansar de tanta ansiedad que no me fue correspondida.

Ya cuando me pensaba acostar, me encontré con que un cuerpo intruso estaba dormido en mi cama; de pronto, sentí ganas de gritarle, de arrojarlo furioso, pero me asaltó la curiosidad y me acerqué para ver de que se trataba, lentamente, hasta lograr meter su rostro en mis ojos. No me causó temor, quizás un poco de extrañeza; porque resulta que la persona que estaba dormida, era yo mismo. Me detuve a contemplarme un largo tiempo, me alegró verme así descansando, con aquella expresión de ternura.

Fue cuando supe que no tendría otra oportunidad, allí estaba mi respuesta, iba a saber por fin cuáles eran los deleites que yo podría ofrecer al hacer el amor; me incliné ansioso, delicado, a despertarme con un beso en la boca más tentadora que he visto.

Luis René Aubrey
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 633