Guadalupe Ángeles

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Guadalupe Ángeles

 

Nació en diciembre de 1962 en Pachuca, Hidalgo. Actualmente reside en Guadalajara, Jalisco.

En 1993 la Editorial Mala Estrella publicó su libro de relatos «SOUVENIRS». SOBRE OBJETOS DE MADERA, (cuentos), fue publicado por el Fondo Editorial Tierra Adentro en 1994; SUITE DE LA DUDA (también de relatos) apareció en 1995 en la colección Los cuadernos del jabalí de la Editorial del Gobierno del Estado de Jalisco; un cuento suyo fue incluido en la antología Cuentistas de Tierra Adentro III, publicada en abril de 1997; algunos de sus trabajos fueron recopilados en la Muestra de literatura contemporánea de Jalisco, editada por la Universidad de Guadalajara en septiembre de 1997, asimismo en noviembre de 1998, Extremos, Cuento último de Guadalajara, antología preparada por la Editorial Arlequín incluyó una narración suya.

Su novela Devastación, obtuvo Mención Honorífica en el Concurso Juan Rulfo para Primera Novela convocado por el gobierno de Tlaxcala en 1998 y en 1999 obtiene el Premio Nacional de Novela Breve Rosario Castellanos convocado por el gobierno de Chiapas.

En noviembre del año 2001 es publicada su segunda novela «Quieta» bajo el sello editorial Paraíso Perdido. En julio del año 2002 la editorial Conexión Gráfica publica su colección de relatos: «La elección de los fantasmas«. «Las virtudes esenciales«, es publicado por Literalia ediciones el año 2006[1].

[1] http://rostrodeagua.blogspot.mx/2008/11/guadalupe-ngeles.html

Encuentro

136-137 top

Un hombre camina a mi lado, no lo sentí llegar. Me habla de ciudades que no conozco, toca mi brazo derecho, yo sonrío sin comprender por qué, pues muchas de sus palabras me suenan extrañas. De pronto, pasamos por una esquina y la luz de una ventana iluminada me permite ver sus facciones: es muy joven, creo conocerlo pero cuando estoy a punto de recordarlo se despide; lo veo alejarse en la oscuridad entonces me doy cuenta de que debe ser muy tarde y vuelvo sobre mis pasos, aunque no sé para qué.

He caminado algunas calles y recuerdo su nombre, su voz; y la tibieza de su beso en mi mejilla al irse vuelve a mí, es lo único que tengo ya de él, eso y sus palabras quizá sin sentido, pero el tono de su voz será lo más preciado para mí desde ahora.

¿Qué hice antes de caminar por aquí? No sé. Creo que desde que existo camino por esta calle; ha cesado la lluvia y quizá pronto amanezca. Ya no tengo frío. Alguien se acerca. Me cubre con una manta seca y dice dos palabras que no entiendo.

Caminamos en silencio. La calle es tan larga.

Le hablo de mi padre y sonríe, dice: “Sí, así es la muerte.”.

Guadalupe Ángeles
Número 136 – 137, julio-diciembre 1997
Tomo XXIX – Año XXXIII
Pág. 105