Confesiones

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Yo, por ejemplo, misántropo, hosco, jorobado, pudrible, inocuo exhibicionista, inmodesto, siempre desabrido o descortés o gris o tímido según lo torpe de la metáfora, a veces erotómano, y por si fuera poco, mexicano, duermo poco y mal desde hace muchos meses, en posiciones fetales, bajo gruesas cobijas, sábanas blancas o listadas, una manta eléctrica o al aire libre, según el clima, pero eso sí, ferozmente abrazado a mi esposa, a flote sobre el río de los sueños.

Gustavo Sainz
No. 22, Abril 1967
Tomo IV – Año III
Pág. 309

Confesiones

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Yo, por ejemplo, misántropo, hosco, jorobado, pudrible, inocuo, exhibicionista, inmodesto, siempre desabrido o descortés o gris o tímido según lo torpe de la metáfora, a veces erotómano, y por si fuera poco, mexicano, duermo poco y mal desde hace muchos meses, en posiciones fetales, bajo gruesas cobijas, sábanas blancas o listadas, una manta eléctrica o al aire libre, según el clima, pero eso sí, ferozmente abrazado a mi esposa, a flote sobre el río de los sueños.

Gustavo Sainz
No. 143-145, Abril-Diciembre 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 89

Entregas

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Se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan, se desnudan, se respiran, se acuestan, se olfatean, se penetran, se chupan, se demudan, se adormecen, despiertan, se iluminan, se codician, se palpan, se fascinan, se mastican, se gustan, se babean, se confunden, se acoplan, se disgregan, se aletargan, fallecen, se reintegran, se distienden, se enarcan, se menean, se retuercen, se estiran, se caldean, se estrangulan, se aprietan, se estremecen, se tantean, se juntan, desfallecen, se repelen, se enervan, se apetecen, se acometen, se enlazan, se entrechocan, se agazapan, se apresan, se dislocan, se perforan, se incrustan, se acribillan, se remachan, se injertan, se atornillan, se desmayan, reviven, resplandecen, se contemplan, se inflaman, se enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se asesinan, resucitan, se buscan, se refriegan, se rehúyen, se evaden y se entregan.

Oliverio Girondo citado por Gustavo Sainz
No. 68, Enero-Marzo 1975
Tomo XI – Año XI
Pág. 158

Gustavo Sainz

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GUSTAVO SÁINZ

México, D.F., 1940

Narrador, ensayista y guionista. Nació en la Ciudad de México el 13 de julio de 1940. Estudió Leyes y Letras Españolas en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Fue director de las revistas Claudia y Caballero. Fundó las revistas Eclipse y Audacia. Asesor editorial de la Secretaría de Educación Pública (1976-1979); fundador de la Colección SepSetentas y el calendario Ramón López Velarde. Profesor en la UNAM (1972-1977). Jefe del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (1975-1977). Director literario de la editorial Grijalbo. Director del Departamento de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (1977-1981).

Es investigador y profesor de literatura española en la Universidad de Nuevo México, en Alburquerque, desde 1982, además de profesor de literatura en la Universidad de Bloomington, Indiana.

Dentro de su obra sobresalen: Antología de la poesía erótica (Orientación, 1972), Jaula de palabras. Una antología de la nueva narrativa mexicana (Grijalbo, 1980), Corazón de palabras (Cuentos eróticos, Grijalbo, 1981), Los mejores cuentos mexicanos (Barcelona, Océano, 1984); Gustavo Sáinz. Autobiografía. Nuevos escritores mexicanos del Siglo XX presentados por sí mismos (Empresas editoriales, 1996); Autorretrato con amigos (Ensayo, 1967).

Novelas: Gazapo (Joaquín Mortiz, 1965), Obsesivos días circulares (Joaquín Mortiz, 1969), La princesa del Palacio de Hierro (Joaquín Mortiz, 1974), Compadre lobo (Grijalbo, 1976), Ojalá mueras y otras novelas clandestinas mexicanas (Barcelona, Océano, 1982), Fantasmas aztecas (Grijalbo, 1982), Paseo en trapecio (Edivisión, 1985), Muchacho en llamas (Grijalbo, 1987), A la salud de la serpiente (Grijalbo, 1991), Retablo de inmoderaciones y heresiarcas (Joaquín Mortiz, 1992), La muchacha que tenía la culpa de todo (Monterrey, Castillo, 1995), Salto del tigre blanco (Joaquín Mortiz, 1996), Quiero escribir pero me sale espuma (Plaza & Janés, 1997) y Con tinta sangre del corazón (Plaza & Janés, 2000).

A lo largo de su trayectoria como creador ha recibido varios reconocimientos: Becario del Centro Mexicano de Escritores (1962-1963); Beca de la Fundación Ford 1968; Premio Xavier Villaurrutia 1974, por La princesa del Palacio de Hierro; Beca de la Fundación John Simon Guggenheim, 1974; Beca de la Fundación Tinker, 1981 y Beca del National Endowment for the Arts, 1983[1].

Puro amor

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¡Todo era amor… amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor. Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre. Amor de cartón piedra, amor con leche… lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas. Amor con una gran M, con una M mayúsculo, chorreando de merengue, cubierto de flores blancas… Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso… Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardiacas y telefónicas. Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y ensalada…

Oliverio Girondo citado por Gustavo Sainz
No. 68, Enero-Marzo 1975
Tomo XI – Año XI
Pág. 155