Un día, hace muchos años, un individuo que había salido de su casa sin paraguas se dio cuenta de que empezaban a caer algunas gotas.
Debería volver a casa a buscar el paraguas —pensó.
Pero después se dijo:
¡Bah! No serán más que cuatro gotas.
Y siguió andando porque tenía mucha prisa.
La lluvia empezó a caer. Entonces el individuo se refugió en un portal.
Esperaré a deje de llover —dijo.
Había empezado el Diluvio Universal
Achille Campanile, en MONIGOTE DE PAPEL
No. 4, Agosto -1964
Tomo I – Año I
Pág. 25