Arthur Waley

Arthur Waley

Nació en Tunbridge Wells, Kent, Inglaterra, con el nombre de Arthur David Schloss. Era hijo de un economista, llamado David Frederick Schloss. En el año 1914 cambió su apellido por el de su abuela paterna, Waley.

Se educó en Rugby School y después, en el año 1907, ingresó en el King’s College dela Universidadde Cambridge, donde estudió clásicos. La viuda del niponólogo estadounidense de origen español Ernest Francisco Fenollosa le ofreció los manuscritos de su marido con traducciones de poesía china y teatro no japonés que corrigió y publicó en forma inglesa con ayuda del poeta Ezra Pound con gran éxito; a través de Pound, que era secretario de W. B. Yeats, este teatro influyó el del gran poeta irlandés.

En 1918 conoció a Beryl de Zoete, una crítica de danza y escritora. Vivieron juntos hasta la muerte de ella en el año 1962. En el año 1966 se casó con Alison Robinson, a la que conoció en 1929. Vivieron en Highgate, Londres. Allí Waley vivió en el barrio de Bloosmbury, a cuyo Círculo de Bloomsbury perteneció[1].

 

Tráfico de sueños


Los sueños pueden comprarse, venderse, robarse. El regente Masatoki tenía dos hijas que eran medio-hermanas. La menor soñó que el sol y la luna caían en su regazo. Al despertar se dijo: “Debo preguntarle a Masako el significado de mi sueño”. Masako era la hermana mayor, versada en la historia, la mitología y la interpretación de los sueños. Mientras oía el relato de su hermana, Masako pensaba: “Qué sueño más extraño. Y más extraño aún que no sea un hombre sino una mujer la que lo haya soñado”. Masako sabía que la persona que soñase ese sueño estaba destinada a gobernar un día al Japón. Astuta y ambiciosa, decidió apoderarse del sueño y le dijo a su hermana: “¡Pobre de ti! Es un sueño infausto y terrible. Deberás deshacerte de él lo más pronto posible”. La otra contestó apenada: “¿Cómo se puede uno deshacer de un sueño?” “¡Véndelo!” respondió Masako. “Pero ¿quién va a querer comprar un sueño de mal agüero?” “yo te lo compraré”, dijo Masako. “¿Tú? ¿Y cómo podría yo resistir ver que sobre ti cae la desdicha que me está destinada?” “No te preocupes”, replicó Masako, “los sueños comprados pierden su maleficio”. El precio del sueño fue un antiguo espejo chino. La hermana menor regresó a su habitación diciéndose: “¡Al fin lo tengo! Ya es mío ese espejo que tanto he deseado…” Sólo muchos años después, cuando Masako gobernó de facto al Japón (1220-1225), la hermana menor se dio cuenta de lo que había perdido al vender su sueño.

Arthur Waley, en Madly Singing in the Mountains, 1970. Citado por Octavio Paz
No. 99, Julio-Agosto 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 482