¡Oh, fortuna!

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Había en mi escuela una niña que se llamaba Clarisa Nancy Imogene Ingrid La Rose. Tenía los pies muy largos y el pelo muy ralo. Pero era exageradamente rica y lo demás fue fácil.

Cautelosamente anónimo, en The Bedside Book
No. 142, Enero-Marzo- 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 112

Juicios ultracríticos

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Erich María Remarque definía las diferencias entre las novelas típicas de Estados Unidos, Francia y Rusia, de la siguiente manera:

“Una novela americana es un relato en el que dos personas se aman desde el principio pero no logran su propósito sino hasta el final del libro. La novela francesa es el relato en el que dos personas están juntas desde el principio del libro pero de ahí en adelante ya no se quieren. Y finalmente, la novela rusa es un relato en el que dos personas ni se quieren ni se juntan y durante 800 páginas tienen ese problema”.

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Jorge Ibargüengoitia advirtió que al comienzo de una novela de Budd Schulberg, el protagonista está leyendo La guerra y la paz. Todas las noches llega a su departamento y lee un capítulo. Todo va viento en popa cuando de repente, en la página 1019, encuentra un nombre de mujer, Matriona Timofyevna, por ejemplo, que no sabe a quién corresponde. Para averiguarlo, decide comenzar otra vez desde el principio.

Al final de la novela, el personaje llega a la página 1019, encuentra el nombre de Matriona Timofyevna  y descubre con horror que ya se le olvidó de quién se trata.

(NO ESPECIFICA AUTOR)
No. 133, Abril-diciembre 1996
Tomo XXVIII – Año XXXII
Pág. 142

Cuestión de centavos

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Erle Stanley Gardner perfeccionó su habilidad trabajando para revistas baratas. Le pagaban 3 centavos por palabra. Escribía 200 mil palabras por mes y buscaba más la extensión que la belleza literaria. Se hizo famoso porque su héroe-detective mataba con su última bala al último de los malos. Su editor le dijo que su héroe tenía mala puntería. Gardner respondió: cada vez que escribo “bang” me gano 3 centavos. Tú estás loco si crees que voy a terminar la balacera cuando a mi héroe todavía le quedan 15 centavos de balas en su pistola.

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Mart Twain decía algo semejante: “Yo nunca he escrito ‘Metrópolis’ por 7 centavos porque me los puedo ganar escribiendo ‘ciudad’; y nunca escribo ‘técnico de tránsito’ porque me gano lo mismo escribiendo ‘cuico’”.

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Exiliado por la revolución Mariano Azuela vendió su novela Los de abajo para su primera edición en Del Río City, Texas por 20 dólares.

(NO ESPECIFICA AUTOR)
No. 133, Abril-diciembre 1996
Tomo XXVIII – Año XXXII
Pág. 138

Ignorancia mortal

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William Rufus, el segundo rey normando en Inglaterra, expidió un decreto en 1087, según el cual un condenado a muerte salvaba la vida probando que no era analfabeto. Se le hacía leer el primer versículo del salmo 51. El decreto fue abolido en 1700 por la reina Ana.

(NO ESPECIFICA AUTOR)
No. 133, Abril-diciembre 1996
Tomo XXVIII – Año XXXII
Pág. 137

Sagacidad cultural

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Según La Historia de la literatura china de Herbert Giles, en el año 13 de nuestra era un político llamado Li Ssu tomó medidas drásticas para impulsar nuevos escritores. Ordenó que todos los libros existentes fueran quemados. Así renovó la literatura china.

(NO ESPECIFICA AUTOR)
No. 133, Abril-diciembre 1996
Tomo XXVIII – Año XXXII
Pág. 129

La casa encantada

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Una joven soñó una noche que caminaba por un extraño sendero campesino, que ascendía por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín. Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta de la casa, que finalmente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento en que ella empezaba a hablarle, despertó. Todos los detalles de este sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que por espacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a empezar su conversación con el anciano.

Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en automóvil a Litchfield, donde se realizaba una fiesta de fin de semana. De pronto tironeó la manga del conductor y le pidió que detuviera el automóvil. Allí, a la derecha del camino pavimentado, estaba el sendero campesino de su sueño.

—Espéreme un momento —suplicó, y echó a andar por el sendero, con el corazón latiéndole alocadamente. Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina y la dejó ante la casa cuyos menores detalles recordaba ahora con tanta precisión. El mismo anciano del sueño respondió a su impaciente llamado.

—Dígame —dijo ella—, ¿se vende esta casa?

—Sí —respondió el hombre—, pero no le aconsejo que la compre. ¡Esta casa, hija mía, está frecuentada por un fantasma!

—Un fantasma —repitió la muchacha—. Santo Dios, ¿y quién es?

—Usted —dijo el anciano y cerró suavemente la puerta.

Anónimo. Recogido por Bennet Cerf en “Famous Ghost Stories”
No. 133, Abril-diciembre 1996
Tomo XXVIII – Año XXXII
Pág. 120

Un pañuelo para los otros

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“En mi pabellón se alojan más de ochenta hombres, pero fuera de él lo hacen incontables camaradas. Desde aquí se oyen sus gritos y sus gemidos, y nadie puede socorrerles. A mi lado hay un sargento de Bromberg, que tiene el vientre destrozado por la metralla. El médico mayor le dijo que pronto se iría a casa, pero a los sanitarios les dijo: “No pasará de esta noche, dejadle ahí hasta que muera.”El médico mayor es un buen hombre, sin embargo. Al otro lado, junto a mí y cerca de la pared, yace un soldado de infantería de Breslau, al cual le falta un brazo y la nariz y que me dijo que ahora ya no necesita pañuelo. Al preguntarle yo que hacía cuando tenía que llorar, él me contestó: “De todos los que estamos aquí, incluidos tu y yo, ninguno volverá a llorar más. Otros llorarán pronto por nosotros.”

Carta de un soldado alemán desde Stalingrado, en 1943, de una saca confiscada por órdenes de Hitler.
No. 4, Agosto -1964
Tomo I – Año I
Pág. 45

Carta de un soldado alemán desde Stalingrado, en 1943, de una saca confiscada por órdenes de Hitler.
No. 77, Junio 1977
Tomo XII – Año XIII
Pág. 367

Contra Spinoza

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“Que sea maldito de día y maldito de noche… Que Dios no pueda perdonarle jamás. Ordenamos que nadie tenga trato con él, ni de palabra ni de escrito, que nadie le dedique la menor muestra de amistad, ni se acerque a él ni se aloje bajo su mismo techo; que nadie lea una obra escrita o compuesta por él”.

Excomunión de 1656
No. 24, Junio – Julio 1967
Tomo IV – Año IV
Pág. 521

Génesis Hindú

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Él tuvo este pensamiento “He aquí, pues, mundos: voy a crear guardianes de estos mundos”. Así, Él sacó de las aguas y formó un ser revestido de cuerpo. Él lo vio y la boca de este ser así contemplado, se abrió como un huevo; de la boca salió la palabra; de la palabra procedió el fuego. Las narices se dilataron; por las narices pasó el soplo de la respiración; por el soplo de la respiración se propagó el aire. Los ojos se abrieron; de estos ojos salió un rayo luminoso; este rayo luminoso produjo el sol. Las orejas se dilataron; de estas orejas provino el oído, del oído las regiones del espacio. La piel se dilató; de la piel salió el pelo; del pelo fueron hechas las hierbas y los árboles. El pecho se abrió; del pecho procedió el espíritu y del espíritu la luna. El ombligo se dilató, del ombligo provino la deglución; de ésta la muerte. El órgano de la generación apareció; de éste órgano se derramó la simiente productiva; de allí derivaron su origen las aguas.

El Etareya A’ran’ya, en LOS VEDAS
No. 15, Septiembre- Octubre 1965
Tomo III – Año II
Pág. 180

Supermagos

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Después de destruir a los budistas de la India, cuentan que Sankara marchó a Nepal, donde tuvo algunas diferencias con el Gran Lama. Para probarle sus poderes sobrenaturales voló por el aire, más cuando pasó sobre el Gran Lama, éste percibió su sombra deformándose y ondulándose por las desigualdades del suelo y clavó su cuchillo en ella; Sankara cayó y se quebró el cuello

Cuento budista
No. 09, Enero-Febrero 1965
Tomo II – Año I
Pág. 74

Silogismo de Bias

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“La mujer con quien te cases será hermosa o fea; si es hermosa, prepárate a compartirla con otro; si es fea, te casarás con una furia. No es mejor lo uno que lo otro: luego no te cases.” Ahora bien; dícese que esta respuesta puede retorcerse de este modo: “Si aquella con quien me case es hermosa, no será una furia; si es fea, estoy seguro de no compartirla con otro; luego debo casarme.”

No se cita al autor
No. 09, Enero-Febrero 1965
Tomo II – Año I
Pág. 25

Milagro

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En una iglesia del pintoresco pueblo de Tepoztlán existe un retablo (ex voto) en el que se ve a un campesino, de hinojos, dando gracias a la virgen por el milagro que le hizo. La leyenda al pie del cuadro dice: “Juan Crisóstomo Vargas, vecino de este lugar, da gracias con toda su contrita alma a la Santísima Virgen por el milagroso favor que le hizo la noche del 22 de mayo de 1916 al haber impedido que las fuerzas zapatistas se lo llevaran como llevaron a sus tres probrecitas hermanas”.

En “El hijo pródigo”
No. 23, Mayo 1967
Tomo IV – Año III
Pág. 384

Sabiduría

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—¿Qué se debe hacer cuando el ruiseñor se niega a cantar?

—Retorcerle el cuello —contestó el primero.

—Obligarle a cantar —dijo el segundo.

—Esperar a que cante —declaró el tercero, que era un sabio.

Leyenda Japonesa
No. 27, Diciembre 1967
Tomo V – Año IV
Pág. 225

De cómo tres maestros de nigromancia fueron a la corte del emperador Federico

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El emperador Federico fue nobilísimo señor, a cuya corte acudían de todas partes aquellos que tenían alguna capacidad, porque era generoso y recibía con amabilidad a quienes poseían algún mérito especial. A él acudían músicos, poetas y agradables noveladores, artistas, justadores, esgrimistas y personas de toda calidad.

Un día, estando el emperador Federico por sentarse a la mesa ya tendida, y en tanto que hacía distribuir el agua, llegaron tres maestros de nigromancia con tres esclavinas. Saludáronlo de pronto; el emperador preguntó: ¿cuál de vosotros tres es el principal? Uno se adelantó y dijo: señor, yo soy. El emperador le rogó cortésmente que mostrara su arte. Ellos lo mostraron haciendo sus encantamientos y sus artes. El tiempo comenzó a descomponerse: llovió de pronto, hubo truenos, relámpagos y rayos, y parecía que cayera un granizo como globitos de acero. Los caballeros huían por las habitaciones de un lado a otro. Aclaró el tiempo: los nigromantes pidieron licencia, y reclamaron su premio. El emperador les dijo: pedid. Ellos pidieron: el conde de San Bonifazio estaba más cerca del emperador; y dijeron: meser, ordena a éste que venga en socorro nuestro, contra nuestros enemigos. El emperador ordenó de muy buen modo al conde, que fuera.

El conde se puso en camino con ellos. Lleváronlo a una hermosa ciudad, donde le mostraron caballeros de gran linaje y hermosos corceles: preparáronle hermosas armas, y dijéronle: estos están a sus órdenes. Los enemigos salieron a la batalla. El conde los derrotó, y liberó el país. Y después libró otras tres batallas campales. Venció la tierra. Le dieron mujer. Tuvo hijos. Al poco tiempo fue señor de la comarca.

Los nigromantes lo dejaron durante mucho tiempo; después volvieron. El hijo del conde tenía ya sus cuarenta años. El conde era viejo. Al volver a verle, los maestros le preguntaron si quería ir a ver al emperador y a la corte. El conde respondió: el imperio estará ya cambiado, las gentes serán todas nuevas: ¿adónde iré? Los nigromantes le dijeron: de todos modos queremos llevarte.

Pusiéronle en camino: caminaron mucho tiempo. Llegaron a la corte. Se encontraron con el emperador y sus caballeros y con que todavía se distribuía el agua, como cuando el conde partiera con los nigromantes. El emperador hacía contar al conde el suceso, y éste lo contaba diciendo: Yo tengo mujer. Hijos que tienen cuarenta años. He librado tres batallas campales: el mundo está completamente cambiado: ¿qué significa esto? Y el emperador con gran entusiasmo hacía que el conde contara a los nobles y caballeros, el suceso que le había ocurrido.

Del NOVELLINO
No. 27, Diciembre 1967
Tomo V – Año IV
Pág. 151

La restitución de las llaves

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Cuando las legiones romanas ocuparon la ciudad de Jerusalén, el sumo sacerdote, que sabía que iba a perecer por la espalda, quiso restituir al Señor las llaves del santuario. Las arrojó a los cielos; la mano del Señor las tomó.

Del capítulo XXIX del tratado Taanith, de la Mishnah
No. 143-145, Abril-Diciembre 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 154

El zorro y el tigre

143-145 top
Andando de cacería, el tigre cazó al astuto zorro.

—A mí no puedes devorarme —arguyó el zorro— porque el emperador del Cielo me ha nombrado rey de los animales. Si no me lo crees, acompáñame; pronto verás cómo todos los demás animales huyen en cuanto me ven.

El tigre accedió y confirmó lo que aseguraba el zorro: en cuanto los demás animales los veían aparecer, huían despavoridos.

Fábula China
No. 143-145, Abril-Diciembre 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 132

Trinchera

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En el frente, año de 1917. Un general efectúa una visita de inspección. Dirigiéndose a un poilu, que hace guardia en la trinchera, pregunta:

—¿Qué hay en el otro lado?

(Quería decir “¿qué sucede en el campo enemigo?”)

El soldado, mientras carga su pistola, responde con flema:

—¿Qué hay en el otro lado? Los otros imbéciles.

Anónimo
No. 143-145, Abril-Diciembre 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 124

En la esclavitud

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Terminado su trabajo, Francisco y Manuel conversan en su barraca.

—Vamos a ver —pregunta Francisco—, ¿cuál es la invención más grande?

—¿La más grande? Es el ingenio. Meter caña por un lado y sacar azúcar por el otro.

—No —aseguró Francisco—, la invención más grande son los bueyes. Si no lo hicieran ellos, nosotros tendríamos que jalar las carretas cargadas de caña.

Anónimo
No. 143-145, Abril-Diciembre 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 39