En la Isla de Krios, próxima al rincón negro del Egeo, habita un monstruo tan amargo, que no pudo ser narrado en la mitología.
Ahí pierden el azul las aguas circundantes mientras en olas mortecinas se acercan a las playas, oscilaciones de arena interrumpidas por el capricho de farallones que perdieron su huella convertida hoy en lagunas.
De cuando en cuando alguna ráfaga de viento es tragada a su paso en una bocanada inmensa para no regresar nunca y se confunde, se enreda en los vapores, en el amizcle del monstruo, sopor y niebla que atrae viajeros para asfixiarlos en la hoquedad que los llevó a la aventura, en las estrellas que dejan su testimonio en halos de negrura, en el silencio empolvado de la vorágine del sueño.
El nombre del monstruo es El Bostezo.
Eduardo Monteverde
No. 81, Mayo – Junio 1980
Tomo XIII – Año XVI
Pág. 72