Ese hombre era distinto a todos los demás: actuaba en otra forma, pensaba de otra manera, y, en general, todas sus acciones y creencias eran diferentes; por esa razón se reunieron un día todos los habitantes del pueblo, y después de deliberar durante 13 días y noches continuas, nombraron una representación que fue a entrevistarse con él.
—Hemos llegado a la conclusión de que tu problema con nosotros es de irrealidad; por lo tanto, hemos decidido que el veredicto sea: ¡desaparición!
—¡Pero si yo no soy irreal! —refutó él.
Ellos se le quedaron viendo, y el que había hablado anteriormente volvió a hacerlo.
—Eso lo sabemos y ya lo hemos discutido, pero el veredicto tiene que cumplirse.
Entonces vio como todos ellos desaparecían.
Ignacio de la Miyar García
No. 57, Febrero-Marzo- 1973
Tomo IX – Año IX
Pág. 573