Anoche, al sentir el hielo de tus ojos, decidí extirpártelos y prepararme una cuba.
Cayetano Lucero
No. 133, Abril-diciembre 1996
Tomo XXVIII – Año XXXII
Pág. 101
Allí estaba ella, esperándolo.
Encontró la puerta abierta y entró sin temores. La tarde era deliciosa y se antojaba una botella de buen vino blanco francés, con sabor seco y excitante.
La música de una banda, caracterizada por el agradable sonido de los metales, llenaba suavemente el romántico ambiente de aquel encuentro.
Ella se encontraba colocada en el lugar que a él más le gustaba; la iluminación tenue de un sol que estaba a punto de ocultarse hacía resaltar más aquellas facciones con rasgos orientales que él deseaba acariciar.
La abrazó fuertemente para que sintiera la intensidad de su deseo; después, con gran delicadeza, le acarició lentamente los cabellos castaño claro, que era su color de pelo favorito, y quizás por eso la había escogido.
El cuello era largo, delgado, apetitoso, y no perdió la oportunidad de besarlo, dándole pequeños mordiscos que le provocaban estremecimientos casi orgásmicos.
Sus manos comenzaron a moverse lentamente por aquel cuerpo que rechinaba al paso de sus sensuales roces.
Los senos estaban erectos y llamativos, de tamaño casi perfecto, a no ser por lo pequeño de los pezones.
El vientre liso, sin grase ni arrugas. En ese momento recordó a su regordeta mujer, y la gran diferencia evitó que siguiera pensando.
La respiración se le fue haciendo cada vez más agitada y las caricias le brotaban espontáneas.
Se la restregó por todo el cuerpo, utilizó uñas, dedos, dientes, lengua, y todo lo que pudiera ser utilizable en ese momento de pasión y entrega.
Temblada de ardores, y ella lo esperaba con las piernas entreabiertas.
Estaba a su disposición. La espera había llegado a su fin y el ansia lo invadía; la embistió sin compasión y un fuerte tronido le dejó chillando los oídos.
En el piso de la habitación, y como recuerdo de aquel encuentro, quedó pegada una pequeña etiqueta anaranjada que decía: “SPECIAL OFFERT: TWENTY DOLLARS. MADE IN TAIWAN”.
Cayetano Lucero
No. 133, Abril-diciembre 1996
Tomo XXVIII – Año XXXII
Pág. 54