Viajeros

103-104 top
Arriba, el jet iba marcando cuatro delgados caminos blancos que se disolvían hacia atrás como efímeras estelas sobre el mar oscuro del espacio.

Adentro dos hombres hablaban de fantasmas.

El del lado de la ventanilla dijo que no creía en patrañas y se durmió.

Unos ligeros toques, por fuera del cristal, lo despertaron.

Miró hacia su compañero para preguntarle si había oído lo mismo, pero éste ya no estaba. La aeromoza le informó que aquel asiento no había sido ocupado durante el vuelo y le mostró el cinturón de seguridad sin abrochar.

Pensó entonces que había sido un sueño y se volvió a dormir.

Varios toques indudables lo volvieron a despertar. Se atrevió a mirar entonces por la ventanilla y vio cómo su compañero de conversación, con una maliciosa sonrisa en los labios, le decía adiós, desde afuera, mientras se desvanecía en el éter.

Gerardo Cornejo
No. 103 – 104, Julio – Diciembre 1987
Tomo XVI – Año XXIII
Pág. 432

Descuido

El brahamán, espiritual y etéreo, caminaba por la selva cuidadosamente, casi flotando, para no atender contra ninguna forma de la vida. Inmerso en el mundo de lo minúsculo, cuidaba de no pisar las hormigas y los gusanos; de no rozar las alas de las mariposas con las faldas de su túnica anaranjada; de no triturar los insectos bajo sus sandalias.

Por eso, no se dio cuenta de que, sigilosamente, salía de la espesura el tigre que lo devoró.

Gerardo Cornejo Murrieta
No. 113, Enero-Marzo 1990
Tomo XIX – Año XXVII
Pág. 59

Declaración

¡¿Culpable?!… pues… sí, verá:
Su pelo era negro y muy largo, por eso digo que era como la noche; sus ojos muy grandes y oscuros, por eso digo que eran como estanques interiores; su mirada imantaba la de los hombres, por eso digo que era como culebra hipnótica, como frío vaho que me atrajo al abismo…

Su… su voz era como vidriosa, por eso digo que se quebró entre mis manos; su vida como un veneno azogado, por eso digo, Señor de Ley, que se me chorreó entre los dedos cuando la estrangulé junto al río.

Gerardo Cornejo Murrieta
No. 113, Enero-Marzo 1990
Tomo XIX – Año XXVII
Pág. 45

Gerardo Cornejo Murrieta

Gerardo Cornejo Murrieta

Nació en 1937 en la sierra alta de Sonora, en el pueblo de Tarachi. Más tarde, siendo estudiante, trabajó como voluntario en asociaciones no gubernamentales en campamentos de servicio en México, Francia e Italia. Colaboró también en el Programa de Desarrollo dela Comunidad Rural de la Secretaría de Salubridad y Asistencia.

Licenciado en Derecho porla UNAM. Trabajó algunos años en despachos jurídicos. Creó la Fundación para Estudios de la Poblaciónen donde desarrolló diversos programas de planificación familiar, investigación demográfica, sociológica y médica. Fungió como director ejecutivo durante 16 años, y viajó a más de cuarenta países como asesor para programas del Fondo de Naciones Unidas para Actividades de Población.

Fundó la Asociación Mexicanade Población,la Sociedadde Escritores Sonorenses y El Colegio de Sonora. Ha sido coordinador de la SOGEM para la región del norte de México y asesor de institutos estatales de cultura. En 1982 obtuvo el grado de maestro en Estudios Latinoamericanos en la UNAM. Regresó a Sonora donde fundó El Colegio de Sonora, siendo rector hasta 1998. Al retirarse,l a Juntade Gobierno de esta institución lo nombró Profesor Investigador Emérito.

 Ha participado como profesor invitado en diversas universidades nacionales y extranjeras como la Columbia University en Nueva York, UCLA en California, Arizona State University en Phoenix, University of Arizona en Tucson, University of Texas en el Paso y Austin, El Colegio de Jalisco, Universidad Veracruzana, Universidad Autónoma Metropolitana en la UAM Azcapotzalco, entre otras.

Su obra se desarrolla básicamente en la publicación de novelas, ensayos y cuentos, pero también ha abordado la poesía. Se incluye en el Diccionario de Escritores Mexicanos publicado porla UNAM. Representa una de las voces más originales del norte de México al lado de Daniel Sada y Jesús Gardea, y es uno de los autores de Sonora más estudiado. En 1999 se dio el nombre de Gerardo Cornejo al concurso nacional de narrativa de los Juegos Trigales convocado por instituciones del estado de Sonora y desde el 2008 la biblioteca de El Colegio de Sonora lleva su nombre.

 Ha publicado las novelas: La sierra y el viento (1977), Al norte del milenio (1989), Juan Justino Judicial (1996), Lucía del Báltico; los libro de cuentos: El solar de los silencios (1983), Pastor de fieras (1999), Oficio de alas (2004) y Microbios de luz (2005); crónica: Como temiendo al olvido (1998); los ensayos: Las dualidades fecundas (1986), Inventario de voces (1992), Voz viva de México (1990); la antología de narrativa Cuéntame uno (1986); en poesía: Balada de cuatro rumbos; y el disco Voz viva de México editado por la UNAM.

Su novela La sierra y el viento, con seis ediciones, forma parte de la Colección de Lecturas Mexicanas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. Esta publicación mereció una placa de bronce en el monumento a los pioneros de Ciudad Obregón, Sonora, la cual reproduce un fragmento de la novela. El ayuntamiento de esta ciudad publicó una edición de lujo para conmemorar el cincuentenario de su fundación.

Descuido

El Brahaman, espiritual y etéreo, caminaba por la selva cuidadosamente, casi flotando, para no atentar contra ninguna forma mínima de vida. Inmerso en el mundo de lo minúsculo, cuidaba de no pisar las hormigas y los gusanos; de no estropear las alas de las mariposas con las faldas de su túnica anaranjada; de no aplastar los insectos bajo sus sandalias delicadas.
Por eso, no se dio cuenta de que, sigilosamente, salía de la espesura el tigre que lo devoró.
Gerardo Cornejo Murrieta.
No. 111-112, Julio-Diciembre 1989
Tomo XVII – Año XXVI
Pág. 637