Noel

105-106 top

 

Nació cadáver.

Envejeció y con los años, poco a poco, se le enderezó la columna vertebral, sanó del reumatismo y la piel se le fue templando en una sonrosada lisura.

Se acostó con bellas mujeres, triunfó en las apuestas hípicas, acertó al gordo en tres loterías y con habilidad postmatura ocupó importantes puestos en la administración de gobierno.

Sintió el amor entre las venas como una fría culebra que lo recorrió de pies a cabeza. Supo de las dichas de una amante niña, hasta cuando ella decidió abandonarlo: siendo una mujer adulta y él un chico de pocos años.

Antes de volver al vientre materno y asumir la movención renacuaja de un espermatozoide y ser la dicha y los espasmos de dos enamorados; grabó en su diminuto instinto el sonido de los gemiditos amorosos de su madre. En el mismo instante que un anticonceptivo pusiera fin a su proceso.

 

Juan Carlos Moyano Ortíz
No. 105-106, Enero-Junio 1988
Tomo XVII – Año XXIII
Pág. 18

Accidente


Un escolar extendió en el piso su cuaderno de geografía. Lo miró tanto que terminó maravillándose ante la perfección de un mapa. Se hizo pequeñito y comenzó a caminar por el país que había dibujado.

Murió ahogado en un lago de tinta fresca.

Juancarlos Moyano Ortiz
No. 94, Septiembre-Octubre 1985
Tomo XIV – Año XXI
Pág. 762

Juan Carlos Moyano Ortiz
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 700

Breve historia de una pasión


Era una mujer que sonaba dulcemente como un tambor de amor.

Palabras y caricias llegaban a su desnudez y rebotaban armoniosamente en inacabables compases. Nunca dejaba de sonar y el hombre aprendió a crear sones como soles de variadísimos sonidos: si revoloteaba en torno al vientre escuchaba rumores de montaña; si dejaba deslizar el tropel del deseo por los muslos recuperaba la voz de las cascadas; si rozaba los cabellos dorados se desprendía el llamado de una campana en impecables ecos; si escalaba la cumbre de los senos ascendía un ventarrón de melodías; si exploraba la mirada y bajaba hasta las entrañas brotaban explosiones luminosas de un invisible campo de batalla. Instante tras instante convertía sus manos en esplendorosas palomas que aleteaban la música de la muchacha.

Cuando la pasión fue implacable él admitió ser el pájaro de la eternidad y habitó para siempre jamás en el nido que había construido al borde de las bragas de su amada.

Juan Carlos Moyano Ortiz
No 101, Enero-Marzo 1987
Tomo XVI – Año XXIII
Pág. 18

Juan Carlos Moyano Ortiz

JUAN CARLOS MOYANO ORTIZ. Nació en 1959. Poeta y escritor. Es uno de los directores más destacados del Teatro Colombiano. Comenzó su actividad teatral en 1975 con el Teatro Taller de Colombia, en el que permaneció diez años, como actor y dramaturgo en espectáculos como «Cuando las marionetas hablaron» (1975), «El profesor Prometeo» (1976), «La cabeza de Gukup» (1979), «El Inventor de sueños» (1982).

En 1984, decide retirarse y crea, junto con otros directores, actores y artistas de diversas disciplinas la experiencia denominada Ensamblaje. Durante la década del 80 realiza los siguientes espectáculos: Simbiosis (1985, con Ensamblaje); Mayakovski, poema trágico para circo y teatro (1986, con el Circo Invisible); Rumipamba, epopeya fantástica del Valle de Atriz (1987);La Tempestad, versión libre de la obra de Shakespeare (1988).

En 1989, funda el Teatro Tierra y dirige Los ritos del retorno (1989) y El Enano (1991). Simultáneamente, adapta y dirige la novela Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez con el título de Memoria y olvido de Úrsula Iguarán (1991-92, con el Colectivo Cien Años de Soledad, nombre que posteriormente tomó el colectivo Ensamblaje). Este espectáculo fue la primera y más exitosa versión de la gran novela de García Márquez en Latinoamérica. Fue un rotundo éxito en el Festival Internacional de Manizales de 1991 y en el Festival Iberoamericano de Bogotá de 1992 y con él recorre las principales ciudades de Colombia y los sitios neurálgicos de la sensibilidad nacional en una gira que se denominó Expedición al Corazón de Macondo.

Después, realizaLa Brujao el sueño de las tormentas (1993, con el Teatro Tierra, Beca de creación Colcultura), Sexus (1995, con el Colectivo Cien Años de Soledad, Beca de creación Colcultura), y después, con el Teatro Tierra, los siguientes montajes: Los Demonios de Dostievsky (1997); Epocalipsis, revelaciones para multiplicar el estrés (1997); La nueva prehistoria (1998); El nombre del mundo es Bosque (1999).

Después de años de viajes, ahora vive y crea en Bogotá[1].