Robert Burton

Roberto Burton nació en Lindley, Leicestershire (Inglaterra) el 8 de febrero de 1576. Estudió en el colegio Brazen Nose y se distinguió particularmente en las disciplinas filosóficas. En 1599 se incorporó al personal docente del colegio anexo ala Christ Chufch (iglesia de Cristo) y contó con la protección del doctor Juan Bancroft, más tarde obispo de Oxford, ciudad donde pasó casi toda su vida.

En 1618 se le designó vicario de Santo Tomás, suburbio de Oxford, y veinte años después lord Berkeley lo favoreció con el nombramiento de rector de la parroquia de Seagrave, cargo que aceptó en las postrimerías de su vida tras de oponer serios reparos.

Lector ávido, pudo documentarse ampliamente para escribir su obra maestra sobre la melancolía, que dedicó al nombrado lord Berkeley, gracias a los libros que le facilitara Juan Rouse, funciona/rio dela Biblioteca Bodleianade Oxford. Latinista consumado y conocedor también del griego, llegó a poseer una cultura vastísima, sin dejar de pagar tributo a ciertas artes supersticiosas, entre ellas la astrología judiciaria, en la que tuvo fe ciega.

Enfermo de melancolía, se dedicó tenazmente al estudio de su propia enfermedad y dícese que compuso su voluminosa obra como un medio de procurar lenitivo a su padecimiento. En vida del autor (Democritus Júnior, según se llamaba a sí mismo) vieron la luz cinco ediciones, todas en folio, con varias modificaciones; queda, como edición ne varietur o definitiva, la sexta (1651-1652), reimpresa muchas veces.

El famoso libro ha valido al autor el renombre de Montaigne inglés, y ha influido indudablemente en la formación del estilo de grandes literatos ingleses, como Milton, Johnson, Sterne, Byron, Lamb, etc.

Burton compuso en latín la comedia Philosophaster, estrenada en el colegio de Christ Church en 1616. Dialogan en ella los pedantes y charlatanes de una supuesta universidad española.

Falleció en 1639 y fué enterrado con solemnes exequias. Un epitafio expresa que consagró su vida al estudio de la melancolía y murió a causa de la misma afección:

Paucis notus, paucioribus ignotus,
Hic jacet Democritus junior
Cui vitam dedit et mortem
Melancholia.[1]


[1] Tomado de Burton, Robert, Anatomía de la melancolía (Selección). Buenos Aires, Espasa-Calpe (Colección austral), Versión digital, 1947, pp. 4-5.

Demonios terrestres

Los demonios terrestres son los lares, genios, faunos, sátiros, dríadas, y hamadríadas, hadas, etcétera, que cuanto más frecuentan el trato de los hombres tanto mayores daños les causan. Piensan algunos que eran los únicos espíritus que tenían los paganos de la antigüedad y por eso les erigieron numerosos templos e ídolos. A la misma categoría pertenecían el Dragón de los filisteos, Bel entre los babilonios, Astarté entre los sidonios, al Baal de los samaritanos, los dioses Isis y Osiris de los egipcios, etcétera. Algunos incluyen aquí a las haras y los duendes adorados en tiempos remotos con excesiva fe supersticiosa y a los que se atribuían actos beneficiosos; así se decía que barrían las casas, limpiaban de hollín las chimeneas, purificaban el agua de los pozos, hacían apetitosos los manjares y otras cosas por el estilo. En consecuencia no debían ser ahuyentados y se creía que dejaban dinero en los zapatos y que de ellos dependía el tener suerte en cualquier empresa. Son éstos los que danzan sobre el césped y entre brezos, como suponen Lavater, Tritemio y Olaf Magnus.

Robert Burton
No. 96, Enero-Febrero 1986
Tomo XV – Año XXI
Pág. 173