El espejo


El dictador escrutaba cada mañana aquel rostro en el fondo del espejo. No reconocía la mandíbula suelta, los dientes amarillos retorcidos, el bigote sucio que brotaba abundantemente de las fosas nasales, los ojos de cera fría, sin chispa. Aquellas arrugas cada día más numerosas no eran suyas, pertenecían al rostro del espejo. Cada día el dictador se volvía cabizbajo. Y el rostro del espejo le sacaba la lengua divertido.

Alfonso Gamucio Dagron
No. 89, Enero-Febrero 1984
Tomo XIV – Año XIV
Pág. 199

Alfonso Gumucio Dagron

Alfonso Gumucio Dagron (Bolivia, 1950)

Es escritor, cineasta, fotógrafo y ejerce como especialista en comunicación para el desarrollo. Primero los estudios y luego el trabajo lo llevaron a viajar por Europa, América, Asia, África y Oceanía durante los últimos 25 años.

Ha vivido en España, Francia, Nicaragua, México, Burkina Faso, Nigeria, Haití y Guatemala. Ha dirigido más de diez películas documentales y publicado 16 libros de ensayos, cuento y poesía. Su testimonio La máscara del gorila obtuvo en 1982 el Premio Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes en México. Es autor de la primera Historia del Cine en Bolivia (1983) y de un estudio biográfico: Luis Espinal y el Cine(1986). Varias de sus obras han sido publicadas en francés y en inglés: Bolivie (1981), Les Cinemas d’Amérique Latine (1981) y Popular theatre(1995). Sus cuatro libros de poesía son: Antología del asco (1979), Razones técnicas (1980), Sobras completas (1984) y Sentímetros (1990).[1]

Ratón sin biblioteca

No le hubiera gustado que sus amigos lo tomaran por un ratón de biblioteca. Compraba los libros a ocultas, los escondía debajo del sobretodo gris mientras recorría las calles del barrio. En cualquier rincón solitario se ponía a leer, siquiera una página, dos páginas. Devoraba así varios libros al día. Iba arrancando las hojas a medida que las leía, acelerando el calendario. Con la mano las estrujaba antes de introducírselas en la boca. Sentía poco a poco formarse la pasta de Bond de90 gramos, el bolo amargo del papel periódico de las ediciones baratas. Tragaba con dificultad la carátula impresa en cartulina cáscara de huevo, saboreando la mezcla de colores. No tenía más biblioteca que la que había pasado por su estómago.

Alfonso Gumucio Dagron
No. 89, Enero-Febrero 1984
Tomo XIV – Año XIV
Pág. 133