Un cuento con un final raro

(Para las niñas que sueñan con lombrices)

 

Esta era una lombriz que estaba loca, tan loca que ya no era loca, era lombriz.

La luna amaba a la lombriz cuando ésta salía, la lombriz odiaba a la luna cuando se metía. El sol escondido de vergüenza tras la luna, pensaba ¿Qué por qué siendo ya mayor de edad la luna no lo dejaba salir de noche?

El sol odiaba a a lombriz cuando salía, la lombriz amaba al sol cuando se metía.

La luna amaba al sol cuando la lombriz salía, el sol amaba a la luna cuando la lombriz se metía.

La lombriz estaba tan confundida que deseaba ser devorada por un ave, el sol deseaba ser ave cuando lo lombriz pensaba esto.

Las lombrices por lo general odian a las aves pero esta lombriz estaba loca, loca, loca.

La luna deseaba ser lombriz cuando el sol salía y era que la luna no estaba loca sino cuerda.

Esto, claro está, no impedía que las ranas amaran a los sapos, y lo que todos deseaban era que el sueño de la niña acabara para soñar ellos con lunas y lombrices y soles, ranas y sapos.

…¿Y el final?…

No lo diré, es muy raro.

 

Sergio Cordero Trujillo
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 10