Cortazariana I

Se para uno frente al objetivo a una distancia tal que no quede ni más allá del brazo ni más acá del codo. El punto crítico debe quedar exactamente en la medianía de la línea teórica longitudinal del cuerpo. Este, al principio, queda erguido, las piernas semiabiertas repartiendo el peso en ambas. Ya en la acción, la espalda debe estar semiarqueada a fin de que el plano vertical del rostro pueda bajar a voluntad sin perder el paralelismo en relación con su posición original. La mano izquierda —si se es diestro— puede apoyarse en la jamba izquierda o zona próxima a ella. Generalmente se debe tener la previsión de ponerse de acuerdo con el vecindario para tener prendida una lámpara cuando vaya menguando la luz del día. Se mete la mano al bolsillo derecho y se toma la llave entre los extremos de los dedos índice y pulgar, aprisionándola por el extremo romo y apuntando por el extremo agudo hacia delante. Se debe tener cuidado de que los dientes de la llave queden hacia abajo. Aunque se ha dado el caso de que los dientes hayan de quedar para arriba. Se introduce la llave y se hace girar con movimiento de muñeca aproximadamente 180º. El aflojamiento de la tensión de la puerta y/o el conocido “clic” nos indicará que ya puede entrar.

Manuel León Mendoza
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 658