Frente a una imagen

A Patricia y Fernando

La experiencia de la noche pasada le decía a Daniel que no debía cruzar más el amplio patio de la vieja mansión.

Tenía la necesidad imperiosa de hacer lo más corto posible el camino a casa. Parado frente al gran solar pensaba lo largo que le resultaría hacer el rodeo hasta la esquina y llegar a la puerta de su casa.

También pensaba en lo que le esperaría si tomaba por el camino más corto. Se pasó varias horas pensando. Recordó que la noche anterior, al cruzar el solar que estaba frente a de él, le había salido al paso el hijo idiota de los dueños de ese montón de ruinas.

El camino más largo y seguro le parecía demasiado pesado y sin embargo, parado enfrente del solar, seguía indeciso.

El sol surgió y con él, los ruidos de la gente que se dirigía a su trabajo, sin embargo la indecisión seguía en él.

Por fin corrió con toda rapidez por el solar de la casa vieja. Detrás de un gran árbol le salió a su paso el idiota con los ojos saliéndose de sus órbitas, la boca abierta dejaba escapar entre sonidos guturales una baba que corría hasta el mentón. Daniel se paró en seco y un nudo le obstruyó la garganta. Era una grande y horrible imagen que parada frente a él le hacía de nuevo sentir la experiencia pasada.

Quiso dar vuelta y salir del lugar pero otra vez la indecisión volvió a invadirle. Al frente, el idiota que cerraba el paso, y el camino más largo a su casa hacían que Daniel se mantuviera estático. Por fin, a pesar de la repulsión que le causaba aquel ser, decidió sentarse en el suelo a esperar. El idiota hizo lo mismo y mirándose ambos los ojos, quedaron uno frente del otro.

Venancio Machado Lamas
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 678