El fin del mundo se acerca: quien nos sueña está por despertar.
Javier Quiroga G.
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 81
El fin del mundo se acerca: quien nos sueña está por despertar.
Javier Quiroga G.
No. 39, Noviembre – Diciembre 1969
Tomo VII – Año V
Pág. 81
Abandonó la cama después de una noche llena de fiebres y altas temperaturas y se dirigió a la regadera.
Fue al observar el agua atravesar su cuerpo sin mojarlo cuando descubrió que había muerto durante la noche.
Javier Quiroga G.
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 682
En cuanto lo vio supo que lo conocía de otra parte, así que, después de pensarlo por un momento le preguntó.
—¿No recuerda dónde nos conocimos?
—Sí, en uno de sus sueños.
Una vez satisfecha la curiosidad, cada quién continuó su camino.
Javier Quiroga G.
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 634
De pronto lo asaltó la sospecha de que todo cuanto pasaba no ocurría realmente, sino que sólo era el recuerdo de lo que una vez sucedió.
Javier Quiroga G.
No. 44, Julio – Agosto 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 616
Al despertar y encontrarse en un ataúd lo invadió el pánico, pero recuperó la calma cuando recordó que estaba muerto.
Javier Quiroga G.
No. 44, Julio – Agosto 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 616
Encerrado en un manicomio e ignorado por todos se encuentra el hombre que en su locura imagina el mundo.
Javier Quiroga G.
No. 44, Julio – Agosto 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 616
Mientras él se ocupaba de escapar, su alevosa conciencia fue a la policía y lo confesó todo.
Javier Quiroga G.
No. 44, Julio – Agosto 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 616
Para exterminar a los fantasmas sólo fue necesario que todos los hombres olvidaran a sus muertos.
Javier Quiroga G.
No. 44, Julio – Agosto 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 616
Ayer asesiné de nuevo a mi esposa.
Javier Quiroga G.
No. 44, Julio – Agosto 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 616
Un apuesto joven llama a la puerta y le pide que se calce la más hermosa de las zapatillas. En cuanto observa que ésta se ajusta al pie perfectamente, la toma del brazo al mismo tiempo que le dice:
—Queda usted arrestada, esta zapatilla fue hallada en la escena del crimen.
Javier Quiroga
No. 43, Junio 1970 G.
Tomo VII – Año VII
Pág. 507
Fue el tiempo el encargado de actualizar la tragedia griega:
Un hombre viaja al pasado, conoce a una bella joven (su madre), y se engendra a sí mismo.
Javier Quiroga G.
No. 43, Junio 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 507
“Así que ésto es la muerte”, pensó el recién nacido antes de que los mimos y el ocio le borraran cuanto recuerdo guardaba en la memoria.
Javier Quiroga G.
No. 43, Junio 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 507
Jamás hubo funeral más grandioso que el organizado por los robots al último de los hombres.
Javier Quiroga G.
No. 43, Junio 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 507
He visto vagar su imagen por todos los espejos de la casa. Todavía no se entera de la muerte de quien la reflejaba.
Javier Quiroga G.
No. 43, Junio 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 507
El atraso en que se encuentra el planeta se debe a una extraña bestia que se alimenta de recuerdos.
Javier Quiroga G.
No. 43, Junio 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 507
Fue en un zoológico, mientras paseaba entre minotauros, cíclopes y dragones, donde descubrí mi locura.
Javier Quiroga G.
No. 43, Junio 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 507
Siglos después de haber muerto el último hombre, los computadores continuaban la guerra.
Javier Quiroga G.
No. 43, Junio 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 507
Se le juzgó y condenó por dos crímenes; el sicoanalista de la víctima demostró que ésta tenía doble personalidad
Javier Quiroga G.
No. 46, Noviembre 1970
Tomo VIII – Año VII
Pág. 88
Le teoría de Radolff es ingeniosa pero inaceptable.
Existen, dice Radolff, infinidad de mundos paralelos al nuestro; algunos creados por nosotros mismos con sólo pensar en su existencia.
Ejemplifica su teoría diciendo que basta con que alguien lea la novela de ficción científica “Crónicas de un planeta llamado Tierra”, para que el mundo que en ella inventa el autor cobre realidad en alguna parte.
Javier Quiroga G.
No. 46, Noviembre 1970
Tomo VIII – Año VII
Pág. 81
Poco después de clausuradas las conferencias de Seattle donde se resolvió en forma definitiva el problema racial, empezaron los movimientos de protesta de los robots exigiendo la igualdad de derechos.
Javier Quiroga G.
No. 46, Noviembre 1970
Tomo VIII – Año VII
Pág. 81
Sucedió que una de las amantes-robots, de las cuales todos los solteros tienen cuando menos una, quedó embarazada.
Javier Quiroga G.
No. 46, Noviembre 1970
Tomo VIII – Año VII
Pág. 81
Todo acabó cuando alguien, no importa quién, abrió una puerta que siempre estuvo cerrada.
Hubo confusiones, sorpresas aplausos, y por fin explicaciones: se había construido un laberinto gigantesco al cual se le puso por nombre TIERRA, se colocó el él al hombre con la sola misión (para diversión de los que observaban) de encontrar la salida.
Después de siglos de búsqueda (cuando sólo pocos recordaban), alguien, tal vez por error, abrió una puerta…
Javier Quiroga G.
No 41, Marzo 1970
Tomo VII – Año V
Pág. 257
Por más que trató de precisar dónde sucedió no logró hacerlo.
Tal vez fue durante el verano. Era el momento más propicio: los días estuvieron soleados y la playa repleta de vacacionistas.
Desde que reparé en ello (hace apenas unos días), vivo encerrado en este cuarto por temor que al salir alguien lo descubra: la sombra que produce mi cuerpo no es la mía.
Javier Quiroga G.
No 41, Marzo 1970
Tomo VII – Año V
Pág. 257
En cuanto la vi me cautivó su serena hermosura, la paz que irradiaba su semblante, y sobre todo, el néctar rojo que veía fluir en su interior.
La asedié por meses, empleando todos los recursos a mi alcance para conquistarla, y cuando por fin mi insistencia puso término a tan larga espera… ¡Descubrí que era anémica!
Javier Quiroga G.
No 41, Marzo 1970
Tomo VII – Año V
Pág. 257