Vimos a un viejo que caminaba, lentamente, por una llanura sin fin ni principio, llevando en sus manos, en sus labios y en su cara, al silencio de la Montaña.
Viajaba de siglos. Era un viaje de muchos años, sin fin.
Lo perseguimos y, así, después de mucho vislumbrarlo, le dimos alcance y le preguntamos que quién era, que qué hacía, que qué…
… Y nos contestó: “Soy el sueño de un dios. Fui creado por la venganza y la maldad. Mi fin es el fin de todos. Sucumbiré al ser alcanzado, y al morir, moriréis, vosotros”.
“Soy…”
Juan Pablo Pardo Vázquez
No. 73, Julio-Septiembre 1976
Tomo XI – Año XII
Pág. 757