Tálamos celestes

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Mientras descansen sobre lechos tan dulces como el tálamo nupcial, estarán cerca de ellos lindas jóvenes de pecho alabastrino, hermosos ojos negros y modestas miradas. Ningún hombre ningún genio profanó sus costumbres y su pudor; las perlas no igualan en blancura y esplendor a estas vírgenes encantadoras; el amor que existe lo sentirán ellas mismas y los dos amantes gozarán de una juventud inalterable. Junto a este encantado lugar se abren otros dos jardines coronados de un verdor eterno y adornados de dos bulliciosas fuentes. Allí se hayan reunidas las más variadas frutas, y huríes de maravillosa belleza en soberbios pabellones. Cada acción buena será para los justos un grado de felicidad, y beberán un vino exquisito, mezclado con agua del paraíso de la cual beben los querubines, cerca de un manzano sin espinas y del árbol que produce los perfumes.

En El Corán
No. 25, Agosto 1967
Tomo IV – Año IV
Pág. 623

El Corán

El Corán

El Corán

El Corán también transliterado como Alcorán, Qurán o Korán, es el libro sagrado del islam, que según los musulmanes contiene la palabra de Dios (o Allāh), revelada a Mahoma (Muhammad), quien se considera que recibió estas revelaciones por medio del arcángel Gabriel (Ğibrīl).

Durante la vida del profeta Mahoma, las «revelaciones» eran transmitidas oralmente o escritas en hojas de palmeras, trozos de cuero o huesos, etc. A la muerte del profeta, en 632, sus seguidores comenzaron a reunir estas «revelaciones», que durante el Califato de Utman ibn Affan tomaron la forma que hoy conocemos, 114 capítulos (azoras), cada uno dividido en versículos (aleyas).

El Corán toma muchos personajes que aparecen en los libros sagrados del judaísmo y el cristianismo (Tanaj y Biblia) y en la literatura devota (por ejemplo, los libros apócrifos), con muchas diferencias en detalle. Personajes del mundo hebreo y cristiano muy conocidos como Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús de Nazaret y Juan Bautista aparecen mencionados como profetas islámicos.

Los musulmanes dicen del Corán que es la palabra «eterna e increada» de Alá; por ello su transmisión debería realizarse sin el menor cambio en la lengua originaria, el árabe clásico, lengua en consecuencia considerada sagrada a todos los efectos. El Corán ha sido traducido a muchos idiomas, principalmente pensando en aquellos creyentes cuyas lenguas no son el árabe. Aun así en la liturgia se utiliza exclusivamente el árabe, ya que la traducción únicamente tiene valor didáctico, como glosa o instrumento para ayudar a entender el texto original. De hecho, una traducción del Corán ni siquiera se considera un Corán auténtico sino una interpretación del mismo[1].

 

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Cor%C3%A1n

¿No hay más?

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Juro por la aurora, por la décima noche del mes, por los pares y los nones, que los impíos serán castigados y precipitados en las llamas, en las cuales no podrán morir. Criamos el infierno para castigo de los ángeles rebeldes y para los hombres que tienen corazón y no sienten los estímulos de la virtud, que tienen ojos y no la ven, oídos y no la oyen. Allí castigaré a los impíos, a los que despreciaron su existencia, a los que desobedecieron mis preceptos, a los que no quisieron creer en la unidad de un Dios Omnipotente y a los que se comieron el pan de los pobres. Los tesoros del mundo no podrán redimirlos y su miseria no tendrá fin; los haré quemar en un fuego eterno y renovaré su piel para que se quemen de nuevo; el infierno será su lecho, el fuego su alimento, y en vano pedirán remedio contra el bronce fundido en que serán precipitados y que será su bebida. Si tratan de salir serán golpeados con mazas de hierro y gritarán: “¡Pluguiese a Dios que yo volviese a la tierra, que entonces sería del número de los creyentes!” Preguntarán al que dirige el fuego infernal: “¿Nos librará tu Señor de estos tormentos?” Y les responderá: “Sufriréis por toda la eternidad” Dios preguntará al infierno: “¿Estás lleno?” Y el infierno responderá: “¿No hay más?”.

Mahoma, en El Corán
No. 26, Septiembre – Octubre 1967
Tomo V – Año IV
Pág. 51

La sorpresa

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Una vez Asrael, el ángel de la muerte, entró en casa de Salomón y fijó su mirada en uno de los amigos de éste. El amigo preguntó:”’¿Quién es?” “El ángel de la muerte”, respondió Salomón. “Parece que ha fijado sus ojos en mí —continuó el amigo—. Ordena entonces al viento que me lleve consigo y me posé en la India” Salomón así lo hizo. Entonces habló al ángel: “Si le miré tanto tiempo fue porque me sorprendió verle aquí, puesto que he recibido orden de ir a buscar su alma a la India, y, sin embargo, estaba en su casa, en Canaán.”

El Corán, narrado por Beidhawi
No. 1, Mayo 1964
Tomo I – Año I
Pág. 85

Post mortem

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En el Paraíso nos atenderán las huríes, vírgenes de ojos como estrellas, de inmarcesible virginidad que renace bajo los besos y de saliva tan suave que si una gota cayera en los océanos toda el agua se endulzaría.

Du Ryére, EL CORÁN
No. 20, Enero-Febrero de 1967
Tomo IV – Año III
Pág. 86