Gerardo Mario Goloboff

Gerardo Mario Goloboff

Nació el 16 de marzo de 1939 en Carlos Casares, donde cursó sus estudios secundarios y realizó sus primeras incursiones en el campo literario publicando su primer cuento en la revista “Crónica” de esta ciudad.

En 1956 continuó sus estudios enla Universidad de La Plata donde egresó con el título de abogado.

Cuenta con una serie de obras como “Mi casa está en la tuya”, “Militante Soledad” y “Galerías”.

Luego de publicar su primera novela “Caballos por el fondo de los ojos”, se lanzó, en su obra poética, a la búsqueda de un estilo propio que responda a las exigencias de sus nuevas tendencias expresivas. Esta búsqueda está acompañada de una necesidad de comunicación e integración con su contexto social, y el tema central de su poesía es la reivindicación de todos los desarraigados y explotados, entre los que preferentemente se encuentra el hombre judío. El mayor aporte que realizó a la literatura de la inmigración fue “Entre la Diásporay Octubre”, un libro de poemas que abarcan el pasado y el futuro de su pueblo y de su raza. La obra está estructurada en tres partes: “Los inmigrantes”, referida a su ascendencia judía y a la inmigración; “Avancé hacia el horizonte” relacionada con su presente comprometido en la constitución del futuro y “Desde las escaleras del trigo” que anuncia la concreción de ese futuro con que el autor se presenta políticamente comprometido.[1]

 


Vindicación de un fiel

Judas cree como pocos en el Dios que representa Cristo. Lo denuncia porque sabe que habrá un milagro, que el Maestro podrá liberarse rápida y fácilmente, que a su vista miles y miles de hombres se convencerán como él mismo, que esa religión (que es ahora la suya) se propagará, vencerá.

Vienen los soldados, prenden a Jesús. Él es débil, no se resiste, su dios le falta. Es extraño que así lo proteja de la condena y del suplicio, de la burla y la cruz. Acaso se trate de una divinidad feroz e inhumana; acaso ni siquiera exista.

Desengañado, desesperado, destruido, Judas, el creyente, se cuelga de un árbol.

Gerardo Mario Goloboff
No. 100, Septiembre-Diciembre 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 672