Premonición

El sol está estallando en este preciso instante:

Según la ciencia, yo no podría saberlo, pues es una verdad científica que la velocidad de la luz es la máxima, y la única constante del Universo.

El sol está situado a ciento cincuenta millones de kilómetros de distancia de la tierra, y yo no debería enterarme sino hasta ocho minutos y dieciocho segundos después de que ocurriese.

Ahora bien: Nadie ha medido la velocidad de las vibraciones del alma, pero la mía ha viajado a trescientos millones de kilómetros por segundo para hacerme saber lo que te acabo de decir casi simultáneamente a lo ocurrido.

Si descontamos el tiempo que tardó en ir y volver (Un segundo) y el que le ha empleado en decírtelo, encontraremos que nos quedan siete minutos y treinta y dos segundos de vida; ¿Qué pueden hacer una mujer y un hombre inteligentes como tú y yo en los siete minutos y veintiún segundos finales de la vida?…

Hagámonos el amor desesperadamente, por supuesto…; Cinco minutos; durante dos minutos podemos dedicarnos a ennumerar nuestros placeres…: Y el segundo restante lo ocuparemos para contemplar cómo se acaba nuestro mundo, desde este átomo tan lejano al que han huido nuestras almas.

Francisco Álvarez Q.
No. 55, Noviembre 1972
Tomo IX – Año IX
Pág. 316

Canica de coyote

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Una de las ventajas de tener por nahual al coyote es que con ello se puede adquirir una bolita cristalina que los afortunados poseen dentro del cráneo, en el preciso centro de la frente. A esta canica sólo es posible encontrarla y extraerla cuando el animal (o cristiano) todavía vive porque cuando muere, también desaparece. No todos los coyotes poseen esa canica, sino sólo aquellos destinados a ser el nahual de un individuo con poderes mentales especiales, en esa esfera transparente reside la astucia del coyote; la videncia de los hechiceros, en su posesión. Es por ella que los ojos brillan como rayos en momentos tan breves que casi no existen, si alguien se ha preguntado cómo es que los coyotes se burlan cínicamente de algún hombre perdido y desarmado, es que pueden mirarlo inerme por medio de su ojo de vidrio. Por el contrario, si un hombre anda armado, los coyotes ni siquiera se le acercan. A esta canica se le atribuyen también virtudes poéticas, tan peligrosas que pueden producir licantropía u otros padecimientos peores; a ello se debe que de repente puedan verse hombres aullándole a la luna, y no a que yo quiera burlarme de ustedes.

Francisco Álvarez
No. 125, Enero-Marzo 1993
Tomo XXII – Año XXVIII
Pág. 29

El extranjero

¿Decís que deseáis saberlo? … De donde yo vengo, ahí, en ese lugar, se da el fruto del árbol del bien y del mal: Comed; aquí he traído algunos: Más tened presente que después de comerlos, tendréis que arrastraros sobre vuestro vientre, por toda la eternidad.

Francisco Álvarez Q.
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 682

De brujos

Nos gustaba volar sobre los tejados de la ciudad dormida:

Era un extraño placer sentir los sueños de los durmientes azotándonos el rostro, como el viento.

A veces nos introducíamos en las doncellas vírgenes: las gozábamos hasta saciarnos, y luego, al amanecer, salíamos de prisa, dejándolas intactas.

Si por error traspasábamos los pensamientos de alguna de las llamadas “pecadoras”, huíamos horrorizados: porque en el fondo, eran más puras que muchos sacerdotes.

Cuando acabó nuestra secta, volvimos a la tierra: y nos hicimos rubios.

Francisco Álvarez Q.
No. 38, Septiembre-Octubre 1969
Tomo VI – Año V
Pág. 659