Las ánimas de San Diego

Sintió cierta voluptuosidad ante la supercomputadora. Por fin su empeño y los muchos dólares invertidos tendrían recompensa. Antes de llegar allí había consultado a parapsicólogos y hechiceros, gurúes y nigromantes, rabinos y espiritistas, obispos y magos… Y hasta realizado algunas donaciones a los psicoanalistas, por las dudas. Pero ninguno había sabido responderle. Ahora, ante el aparato, volvía a sentirse poderoso. Casi tanto como cuando, en los años sesenta, pisaba bate en mano el campo de juego. Bastó una orden suya y el programador hizo tragar a la máquina varias preguntas: ¿Se juega béisbol en el más allá? ¿Se realizan campeonatos? ¿Son muchos los equipos? La computadora las masticó durante algunos segundos y, perezosa, sólo vomitó tres “si” y una línea de texto a modo de cierre: “El preguntón debuta el domingo en las Ánimas de San Diego”.

Estanislao Castro
No. 103 – 104, Julio – Diciembre 1987
Tomo XVI – Año XXIII
Pág. 324