Nocturno

Departíamos ávidos, vivaces los tres rostros. El de mujer susurro sigiloso emitía. Hacía de las suyas en la comarca un loco. Consagrado al estupro: cuenta cinco violadas. Señas suyas de menos hecha la policía. Su sed de estupro aumenta; es versátil, incruenta. Incruenta si doncella no sucumbe a su fuerza; a inexhausta lujuria, el aporte de hormonas. Volcó entero su miedo cerval de solterona. Viajábamos a solas hacía largo rato.

Sobrevino una pausa; me hundí en el respaldar. El azar ha juntado una mujer, dos hombres. Nos cruzamos miradas lelas el hombre y yo. A sus anchas las ruedas del tren parían ahora. Quedamente hacen mutis; hace escala aquel tren. Se aleja por la noche y la niebla engullido. Lumbre fuerte de luna llena baña el andén. Ni un alma a la redonda fantasmal se recorta. La mujer me suplica la acompañe a su casa. Camino allá me dice no llega a los cuarenta.

Por entero la abarco con mirada discreta. ¡Soy Priapo proverbial!, fuera de sí me espeta. Zafarse de mí intenta, grazna ¡auxilios!, ¡socorros! Detengo su arrancada: a su brazo me aferro. Cabe a la vía férrea, hemos rodado al césped. Llora, aulla, me llama ¡sátiro!, ¡azote de himen! Grita llevo con ella seis mujeres violadas. Me pregunta qué muerte le espera, ya gozada. Ya gozada que escoja su propia muerte, pienso. Bástame hacer las veces, complacer a la víctima.

Rogelio Llopis Fuentes
No. 84, Noviembre-Diciembre 1980
Tomo XIII – Año XVI
Pág. 427

Rogelio Llopis Fuentes

Rogelio Llopis Fuentes

jueves, 29 de junio de 2006
Posted on Thu, Jun. 29, 2006

WILFREDO CANCIO ISLA
El Nuevo Herald

El escritor Rogelio Llopis, reconocido como un pionero de la narrativa fantástica y la ciencia ficción en Cuba, falleció en Miami a los 79 años.

El cuerpo de Llopis fue hallado el martes en su apartamento deLa Pequeña Habanaluego que los vecinos alertaran a la policía. Al parecer su muerte se produjo como consecuencia de un ataque cardíaco en la tarde del domingo, pues el cadáver se encontraba en avanzado estado de descomposición.

Nacido en 1926 en la oriental ciudad de Manzanillo, Llopis experimentó desde la niñez una formación bicultural, con largas estancias en Estados Unidos.

Con apenas dos años, su familia se trasladó a Nueva York y permaneció allí hasta la caída del gobierno de Gerardo Machado, en 1933. Poco después retornó a Estados Unidos, donde terminó sus estudios preuniversitarios, cursó dos años de Ciencias Sociales en el New York Community College y escribió para el diarioLa Prensa.

Sus primeras colaboraciones literarias aparecieron a finales de los años 50 en las revistas cubanas Orígenes –dirigida por el poeta José Lezama Lima– y Carteles.

Regresó a Cuba en 1960 y se involucró intensamente en la vida cultural del país. Fungió como traductor de la agencia oficial Prensa Latina, enseñó inglés enla UniversidaddeLa Habanae institutos politécnicos y fue un tenaz colaborador de las principales publicaciones de la época, del semanario Lunes de Revolución (1959-61) a las revistas Casa de las Américas y Bohemia.

Fue sin dudas el período más fructífero de su trayectoria literaria. En una década publicó sus libros de cuentos La guerra y los basiliscos (1962), El fabulista (1963) y El buscador de tesoros (1971), y realizó dos antologías que son consideradas hitos en su género: Cuentos fantásticos y Cuentos cubanos de lo fantástico y lo extraordinario, ambas de 1968.

Narraciones suyas aparecieron también en Nuevos cuentistas cubanos (1961) y en antologías editadas en Inglaterra, Francia y Polonia. El célebre escritor argentino Julio Cortázar fue uno de sus grandes admiradores y amigos.

»Llopis hizo una contribución enorme a la literatura cubana en el campo de lo fantástico», opinó el poeta Joaquín Gálvez. «Fue un escritor audaz que se arriesgó a plantear una estética diferente en momentos en que la creación literaria estaba gobernada por el realismo y la politización».

Víctima de la censura oficial y decepcionado con el régimen castrista, marchó a España en 1979 y un año después vino a Estados Unidos.

En el exilio figuró entre los colaboradores de las revistas Mariel (1983-85), Término y Linden Lane, y se desempeñó como profesor enla Universidad de Cincinnati hasta 1996, cuando decidió radicarse en Miami.

Su más reciente producción literaria, en narrativa y poesía, permanece inédita.

Llopis vivía separado de su esposa, Teresa Llopis. El matrimonio no tuvo hijos.[1]

Acéfalo


Dicen que no hace más que caminar por el mundo. Casi siempre remoza las huellas de sus pisadas, que forman increíbles hondonadas a extramuros. Da gusto esta costumbre suya. Indica que es respetuoso y metódico, y que no pretende borrarnos de la faz de la tierra. Nuestra gratitud es inconmensurable.

Es iluso esperar que nos ahorre las tremendas trepidaciones que producen sus pisadas. ¿Qué sentido tendría el mundo si él pusiera término a su rutinario y acompasado deambular? Démonos por bien servidos que permanezca fiel a esa costumbre suya: tan inmemorial, tan auspiciosa. Nuestra supervivencia reside en la buena voluntad de sus pies. Su torso y sus hombros se pierden allá arriba en el cielo. Nadie jamás ha podido ver su cabeza.

Rogelio Llopis Fuentes
No. 99, Julio-Agosto 1986
Tomo XV – Año XXII
Pág. 498