Por quinta vez

… el niño disparó sin errar sobre su madre. Después de una noche angustiosa Irma levantóse y callada permaneció varias horas. Hacia la caída de la tarde salió del cuarto con la maleta de cuero que papá le regalara el año pasado. Me dio un beso (helado a pesar del sudor) diciendo luego que “me cuidara o me descuidara… en fin, que hiciera lo que quisiera”. Luego caminando quedito como no queriendo llamar la atención abrió la puerta y todavía lo recuerdo aun cuando han transcurrido algunos años. Por cierto desde entonces todo fue mal, como que se rompieron varias cosas al mismo tiempo y no se pudieron recuperar. Papá casi no habla, nomás me mira a veces, como con temor, haciéndome sentir rara. Anoche tuve otra vez aquel sueño traumático, y realmente me está poniendo nerviosa. Tengo miedo. Creo que estoy empezando a entender.

Marisa García Zúñiga
No. 47, Julio-Agosto 1971
Tomo VII – Año VIII
Pág. 190