Historia castrense

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Si les hubiera ordenado saltar por la ventana, lo que habrían hecho casi con alegría, porque confiaban en él ciegamente.

Hasta que un día les ordenó que saltaran por la ventana, y entonces despertaron todos, porque un hombre que decide cosas semejantes no es de fiar.

Pere Calder
No. 127, Enero – Junio 1994
Tomo XXIII – Año XXX
Pág. 100

Pere Calders

Pere Calders i Rossinyol

(Barcelona, 29 de septiembre de 1912 – Barcelona, 21 de julio de 1994)

 

Fue un escritor en lengua catalana, considerado uno de los mejores autores de la literatura en catalán.

Pere Calders fue el único hijo del matrimonio formado por el escritor modernista Vicenç Caldés i Arús y Teresa Rusiñol Roviralta. Fue inscrito en el registro como Pedro de Alcántara Caldés i Rusiñol. Aunque nacido en Barcelona, pasó gran parte de su infancia en el campo, en las cercanías de Polinyá, en el Vallés Occidental. En su vocación literaria fue decisiva la influencia de su padre. En Barcelona, hizo sus estudios primarios en la escuela catalana Mossèn Cinto. Uno de los maestros de esta escuela, Josep Parunella, le animó a encaminar sus pasos hacia la literatura. Como resultado, ya a los catorce años escribió un primer relato, El primer arlequí, que se publicaría muchos años después.

La literatura no era, sin embargo, la única vocación de Calders. La otra era el dibujo: durante un tiempo trabajó como ayudante del dibujante checo Karel Černý, y a los diecisiete años, en 1929, ingresó en la Escuela Superior de Bellas Artes de Barcelona.

Cuando tenía veinte años, gracias a los buenos oficios de su amigo y futuro cuñado, Avel·lí Artís-Gener, Tísner, entró a formar parte de la redacción del Diari Mercantil, que entonces dirigía Josep Jané i Olivé. La ayuda de Janés sería de gran importancia a la hora de que Calders viera publicada su obra. En 1933 apareció su primer relato, Història de fantasmes o el capillar «Estrella», en el diario Avui, y en 1936 vio la luz su primer libro, la colección de relatos breves El primer arlequí.

A pesar de los tiempos difíciles que corrían por entonces en España, con el estallido en 1936 de la Guerra Civil, Calders desplegó por entonces una gran actividad creativa, colaborando, como escritor o como dibujante, en numerosas publicaciones, como el mencionado Diari Mercantil, La Rambla, Diari de Barcelona, Treball o L’esquella de la Torratxa.

En 1937 fue incorporado al ejército republicano como técnico cartógrafo. Ese mismo año apareció su novela corta La glòria del doctor Larén. En 1938 quedó finalista del Premio Narcís Oller con su libro de cuentos L’any de la meva gràcia, y del Premio Crexells con Gaeli i l’home déu. El desarrollo posterior de los acontecimientos impidió que estas dos obras llegaran a publicarse. Sí llegó a editarse, sin embargo, otro libro suyo, Unitats de xoc, sobre sus experiencias en el frente.

Tras el final de la guerra civil, y después de haber sido internado en el campo de concentración de Prats de Molló, primero, y luego en el castillo de Roissy-en-Brie, se exilió en México, un país extraño para un catalán de raíces fuertes. La adaptación fue muy difícil, pero siempre agradeció el espíritu generoso del país que le acogió. Desde su exilio, el trabajo de Calders, junto con el de otros intelectuales catalanes, fue clave para el desarrollo de la conciencia y la cultura catalanas. En 1955 publicó Cròniques de la veritat oculta (Premio Víctor Catalá 1954), y posteriormente aparecieron otras dos colecciones de relatos: Gent de l’alta vall ( 1957) y Demà a las tres de la matinada (1959).

El 10 de diciembre de 1962 la familia Calders regresó a Barcelona, y al año siguiente el autor recibió el Premio Sant Jordi por la novela L’ombra de l’atzavara, que se aparta de su línea de escritura más habitual. En 1964 publicó una biografía del poeta Josep Carner, a quien había tratado durante su exilio mexicano. Ronda naval sota la boira (1966) supone el regreso de Calders al peculiar estilo de sus relatos breves. En 1967 publicó una novela corta ambientada en México, titulada Aquí descansa Nevares.

En el terreno profesional, el reconocimiento masivo le llegó con la representación de la obra Antaviana, basada en cuentos suyos, por el grupo teatral Dagoll Dagom, y con música de Jaume Sisa, en el año 1978.

Murió el 21 de julio de 1994 después de una larga enfermedad[1].