El libro de Eclesiastés

El Libro del Eclesiastés

El Libro del Eclesiastés

(Griego, Ekklesiastés, hebre., Qohéleth, «eclesiasta», «asambleísta» o «congregacionista»)

A veces conocido como el «Libro del Predicador», es un libro del Antiguo Testamento de la Biblia, y también del Tanaj, perteneciente al grupo de los denominados Libros Sapienciales, o de enseñanzas. En el Tanaj judío se ubica entre los Ketuvim (o los «escritos»). En el ordenamiento de la Biblia, Eclesiastés sigue a los Proverbios y precede al Cantar de los Cantares, mientras que en el Tanaj se encuentra entre estos dos mismos libros, pero en orden inverso: le antecede el Cantar de los Cantares, y le sucede el de Proverbios.

No debe confundirse con el Libro del Eclesiástico, el cual es otro libro sapiencial del Antiguo Testamento, de nombre similar.

El autor se llama a sí mismo Qohéleth que significa literalmente «el hombre de la asamblea» o «el representante de la asamblea», el vocero, un tribuno de la asamblea del pueblo, que cansado de las ideas dominantes, se decide a tomar la palabra.

En el Tanaj (Qohéleth) es el nombre que se da al libro. La Septuaginta griega lo traduce como (Ekklesiastés), que significa “miembro de la congregación» o de la asamblea (ecclesía), y de ese título se deriva el título español Eclesiastés. Qohéleth ha sido traducido a partir de Lutero como «el predicador» (Der Prediger) o mejor aún «el orador -(persona que expone un tema ante una audiencia)». Sin embargo, una traducción más aproximada de Qohéleth es «el congregador», lo que también aplica mejor a Salomón e indicaría con qué propósito escribió el autor el libro.

Eclesiastés es un libro postexílico, cuyo autor se llama a sí mismo «hijo de David» y «rey en Jerusalén» (Eclesiastes 1:1), atribuido tradicionalmente, al igual que el Libro de Proverbios, al rey Salomón, actualmente su autoría se considera un misterio.

Varios círculos de eruditos niegan la a autoría salomónica. Comentan que se atribuía a Salomón cualquier obra filosófica eminente de la que se desconocía su autor y que estilo literario y el uso de la lengua lo ubica en tiempo de los persas de Ciro. Otro argumento es que el autor dice explícitamente en Eclesiastes 1:12 que en el momento de escribir el libro ya no era rey » fui rey en Jerusalén»; sin embargo, esta última idea presenta oposición histórica pues Salomón fue el hijo de David que llegó al trono, y que su comentario «fui» es una figura retórica o poética.

Actualmente la mayoría de los eruditos comentan que conocer la fecha y autoría del libro con certeza es imposible por falta de evidencias históricas.4 El círculo de comentaristas a favor de la autoría salomónica lo sitúan en su vejez,5 cuando su filosofía había sido enriquecida por filosofías foráneas. (1Reyes 10:23-24)

El primero en dudar de la autoría salomónica de Eclesiastés fue Hugo Grocio, en 1644, quien encontró que en el texto hebreo hay muchas palabras que solamente se encuentran en Daniel y Esdras. En 1875, en su comentario al Cantar de los Cantares y Eclesiastés, Franz Delitzsch probó que el hebreo de Eclesiastés no corresponde a la época de Salomón y es posterior al exilio.

El autor parece un hombre incuestionablemente ilustrado. Qohélet conoce lo que pasa fuera de las fronteras de Israel, ha viajado y ha estado en profundo y prolongado contacto con el helenismo. Aunque esto es claro, mucho más difícil resulta establecer con cuál de las tres grandes corrientes de pensamiento helénico comulga o simpatiza: no se sabe si fue cínico, epicúreo o estoico.

Tanto Siegfried como Podechard sostuvieron que el libro estaría compuesto por una base original a la que se han ido añadiendo diversas partes. Ya el epílogo, por el modo en que menciona al autor, sería de redacción posterior. Otros refranes que echan mano de cierta métrica muestran quizás la intervención de otro autor. Sin embargo, los indicios no son suficientes todavía como para afirmar con certeza la diversidad de autores.

La lengua del escrito es ya fuertemente arameizante, con términos que provienen del lenguaje común de la calle o el mercado y con algunos préstamos del persa (como pardes: jardín, huerto, parque; medina: provincia, distrito, barrio), en tanto que las reflexiones corresponden más bien a un fondo helénico[1].

 

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Libro_del_Eclesiast%C3%A9s