… de Antonio Puertas

Era gloriosamente joven: devoraba, sin orden ni concepto, novelas y cuentos, especialmente todo lo que encontraba de escritores mexicanos. Gracias a Mempo Giardinelli y a René Avilés Fabila, conocí más de cerca El Cuento, la revista del maestro Edmundo Valadés, quien fue miembro del jurado que me otorgó mención honorífica en el Premio Puerto Vallarta. Sin embargo, no recuerdo cómo fue que este breve texto llegó a la revista y es hasta ahora, gracias a Google, que me entero que fui publicado en ella.

Antonio Puertas

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Antonio Puertas

 

Nací en la ciudad de México, en 1960. Estudié Filosofía en la Universidad Iberoamericana y asistí al taller de cuento de Mempo Giardinelli (1983-1985), de donde salió Aplazamientos, un libro de cuentos inédito.

Colaboré en la sección cultural del periódico Excélsior y en su suplemento El Búho, de 1984 a 1988. En 1985 obtuve mención honorífica en el premio de cuento Puerto Vallarta, por el texto “Playa Paraíso”. En 1986 publiqué Maison Niepce y otros cuentos, una breve plaquette de la colección Los Universitarios, Material de Lectura, UNAM, y también hice la selección y prólogo al Material de Lectura dedicado a Carlos Fuentes.

Fui subeditor de la revista Expansión (1994-1999) y director editorial del periódico semanal de negocios Crain’s Monterrey (2005-2007). En 1997 gané la beca Citibank / Columbia University de periodismo de negocios[1].


[1] Información remitida por el propio Antonio Puertas por e-mail.

El loco


Camino por las calles, desamparado, perdiendo el tiempo. Las horas de estos días han sido muertas. A veces, me detengo a mirar el cielo, pensando: ya va a llover… y corro a esconderme en alguna librería. No es mi intención comprar libros, tan sólo quiero mirarlos, pasearme entre ellos, tocar sus cubiertas como por descuido, y verlos sin alegría, con pereza, tiernamente aburrido.
¡Tantos volúmenes de enciclopedias, tantos ejemplares de novelas, tantos estudios que jamás llegaré a leer! ¡Toda esa letra impresa que, desde este momento, sé que es letra muerta para mí! Y así es lo mismo con las cosas y con la gente, pues desde que me abandonaste el mundo ya no es importante… Y odio cada objeto que me rodea y odio a las personas que, torpemente, se cruzan en mi camino. Los detesto, en suma, porque ninguno te tiene, y no me dan paz ni llegan a cubrir este hueco que has dejado en mí. Es como si estuviera muerto caminando entre los muertos.

Antonio Puertas
No 101, Enero-Marzo 1987
Tomo XVI – Año XXIII
Pág. 29