El aristócrata

Mientras las llamas crepitaban en la chimenea del oscuro salón, el vampiro volvió sus ojos de un violeta fosforescente hacia el periodista que lo entrevistaba atemorizado. Se le oyó musitar tristemente, inclinándose sobre él:
—La verdad es que no me duele tanto que la gente ya no crea en vampiros, sino que ya no crea en los condes.
Roberto Ramón Reyes Mazzoni
No. 111-112, Julio-Diciembre 1989
Tomo XVII – Año XXVI
Pág. 668

Desconocimiento

Desconocimiento: Audio de Radio UNAM

Observé como se abría, en medio de chirridos escalofriantes, la polvorosa tapa del ataúd. Se levantó y su silueta inundó la penumbra de la cripta cuando caminó implacablemente hacia mí.

A la vez que sofocaba los intentos de fuga de mi corazón, levanté el crucifijo y lo sostuve ante él… pero siguió avanzando. Con expresión intensa de ironía me preguntó:

¿Nunca oíste hablar de vampiros ateos?

Roberto Ramón Reyes Mazzoni
No. 111-112, Julio-Diciembre 1989
Tomo XVII – Año XXVI
Pág. 600