Defensa


No su señoría —risas—, no arrojé a mi pobre y anciana tía al precipicio en su frágil silla de ruedas para satisfacer mis repulsivos instintos. Tampoco lo hice por la millonaria herencia que estaba a mi nombre. Es sólo que no soporto ver a una asquerosa y repugnante vieja estropajosa sufrir sin motivos. El ruido también fue bonito…

Mauricio-José Schwarz
No. 93, Mayo-Junio 1985
Tomo XVI – Año XX
Pág. 689

Mauricio-José Schwarz

Mauricio-José Schwarz

(México, D.F.; 2 de febrero de 1955) es un escritor mexicano, que ha ejercido labores como periodista y fotógrafo, radicado en España desde 1999.

Orientado principalmente a la literatura de géneros (ciencia ficción, terror, policíaca) ha publicado más de un centenar de relatos en revistas de México, Colombia, Francia, Argentina, Venezuela, Bélgica, Cuba, Estados Unidos y España; tres novelas policíacas, dos colecciones de relatos individuales y numerosos artículos y ensayos, además de antologías y obras colectivas publicadas en Estados Unidos, España, Francia, Italia, Colombia, Venezuela, Argentina y Cuba.

Fundó o cofundó numerosas revistas literarias y culturales, especialmente Estacosa revista de ciencia ficción cuya hermana digital Otracosa sería la primera revista electrónica publicada en México.

Es miembro fundador de la Asociación Mexicanade Ciencia Ficción y Fantasía (AMCyF), creador del premio «Kalpa» y autor de la entrada sobre ciencia ficción latinoamericana en español en The Encyclopedia of Science Fiction, editada por John Clute y Peter Nicholls.

En 1989, su novela Sin partitura obtuvo mención en el Primer Concurso Internacional de Novela Policiaca y de Espionaje de Editorial Vanguardia de Nicaragua, y fue publicada en México por Ediciones B en 1991. Es autor también de La música de los perros, primera novela negra mexicana con tema de rock, y No consta en archivos, traducida al francés y en Bélgica como Ne figure pas aux archives (Editions Labor, Bruselas, 2002).

Adicionalmente ha escrito guiones de televisión y cine, entre ellos el de su cuento «El libro de García», filmado por el director Carlos García Agraz, y una veintena de letras de canciones para el grupo «Transfusión», musicalizadas por Antonio Malpica.[1]

Autopresentación de Mauricio-José Schuarz

Procedo de una larga estirpe de perdedores, desde Sócrates (o antes) hasta Pancho Villa (y después). A todos ellos los distingue que no han vendido el alma por un plato de lentejas y que han mantenido los principios íntegros hasta la tumba.

Nunca he sabido qué responder cuando me preguntan a qué me dedico. Desde niño he conocido muchas actividades apasionantes, astronauta, escritor, músico, fotógrafo, futbolista, astrónomo, paleoantropólogo, actor, etólogo, torero, periodista… Pero me dijeron que tenía que elegir sólo una de estas maravillas, de estas posibilidades que despertaban mi apetito emocional e intelectual. Vaya, me enseñan todos los juguetes de la tienda y luego me salen con que sólo me puedo llevar uno, y es para toda la vida, cantidad de tiempo que ya sospechaba yo que presentaba abundantes oportunidades de aburrirse hasta las lágrimas.

Medio lo intenté, fracasando. Me trataba de concentrar en una cosa y hacía ocho más. Estudiaba el bachillerato y actuaba en teatro, rasgueaba la guitarra, hacía mis pininos en la fotografía y pintaba al óleo el retrato (inconcluso para siempre) de la por entonces dueña de mis noches, estudiaba psicología y criaba peces, estaba en la carrera de antropología y escribía poemas y cuentos.

Así acabé siendo aprendiz de todo y oficial de nada (no, no acabé ninguna carrera). He hecho muchas cosas y las he disfrutado, desde maquillaje teatral hasta ser mago aprendiz. Unas pocas nunca pude intentarlas, como la astronáutica. Otras están en la lista de pendientes todavía. En varias mi falta de habilidades, talento o capacidad son de escándalo y las abandoné para regocijo del público. Hoy traduzco, tomo fotografías, escribo, hago periodismo de divulgación científica escrito y en radio, hago análisis político y promuevo el pensamiento crítico y la educación cuestionadora. Mañana quién sabe qué haré.

Nunca fui como se suponía que debía ser. Nunca maduré. Nunca me «llegó el momento» de sentar cabeza, Nunca me tragué el orgullo y bajé los ojos, Nunca anduve al ritmo que me marcaban. Nunca me corté el pelo, nunca dejé el rock, nunca me convencieron de que me callara, nunca acepté opiniones sin pruebas sólidas. Nunca exploté a nadie, nunca evangelicé, nunca abusé de nadie, nunca busqué que lloraran las mujeres que me han querido, nunca dañé a nadie voluntariamente (legítima defensa aparte). En resumen, no tengo problemas de conciencia, que a mis años ya es decir

Nunca temí volver a empezar y lo he hecho muchas veces. No descarto volver a hacerlo varias veces más antes de perder el hábito de respirar. No pienso envejecer con elegancia ni gracia, pretendo resistirme como enseñó Dylan Thomas (do not go gentle into that good night). Sé que vivir es resistir, y así lo hago, supongo que no tan mal porque aquí sigo[2].

 


Viñetas

A lo largo y ancho de los planetas habitados de la nebulosa de Andrómeda, se inició la campaña para reclutar voluntarios que colaboraran en la tarea de salvar la vida inteligente en la tierra. El slogan que se publicó rezaba: Por nuestros hermanos intergalácticos y contra la barbarie; salvemos a los delfines de las garras de los hombres.

Mauricio-José Schwarz
No. 80, Abril-Septiembre 1978
Tomo XII – Año XIII
Pág. 721