Magias del circo

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En el circo, una madre imprudente deja que su hijo se preste al número de un mago chino. Lo meten en un cofre. Cierran. Luego abren el cofre: está vacío. Vuelven a cerrar y a abrir el cofre: el niño reaparece y vuelve a su asiento. Ahora bien: no es ya el mismo niño. Y nadie lo sospecha.

Jean Cocteau
Número 129 – 130, Abril-Septiembre 1995
Tomo XXV – Año XXXI
Pág. 113

El busto

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Debíamos imaginarlo, eso es todo. Resolver este problema exige algún conocimiento de las propiedades del mármol. He aquí el procedimiento del busto romano.
Esperaba la noche cerrada. Entonces, desplegando el lazo, cuya sinuosidad —sin olvidar las órbitas, los arcos ciliares, las fosas nasales, las orejas, los labios— componían sus innumerables perfiles, desplegando, repito, con método, más extensa que un río, más sólida que el acero, más flexible que la seda, esa cosa viviente, apta para cruzar una reja, para penetrar las murallas, para deslizarse bajo las puertas y por los agujeros de las cerraduras, atento —sin perder de vista so obra—, atento en recordar los más ínfimos nudos que deshacía y que a la vuelta, bajo pena de muerte, tenía que rehacer exactamente, el busto ingenioso y cruel, después de haber atravesado varios inmuebles nocturnos, estranguló al hombre dormido.

Jean Cocteau, en Opera
No. 7, Noviembre 1964
Tomo I – Año I
Pág. 62

El gesto de muerte

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Un joven jardinero persa dice a su príncipe:

—¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.

El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:

—Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?

—No fue un gesto de amenaza —le responde— sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.

Jean Cocteau
No. 143-145, Abril-Diciembre 1999
Tomo XXX – Año XXXV
Pág. 52

El gesto de la muerte

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Un joven jardinero persa dice a su príncipe:

—¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.

El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:

—Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?

—No fue un gesto de amenaza —le responde— sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.

Jean Cocteau
No. 18, Noviembre 1966
Tomo III – Año III
Pág. 515

Enigmas interiores

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Vivimos en un mundo en que todo debe ser explicado. El tribunal interroga y la policía, mal organizada, observa desde afuera nuestros enigmas interiores. En Giorgio de Chirico, los accesorios, los muros, las arcadas, las sombras, las estatuas ecuestres, las legumbres, todo es sospechoso. Imagino una pesquisa policiaca dentro de una tele suya, como si fuera en la recámara de un poeta. Sería preferible callar o dejarse guillotinar. En mi recámara, el menor objeto es un testigo que declara en mi contra.

Jean Cocteau
No. 14, 1965
Tomo III – Año II
Pág. 40

Teléfono mágico

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Mi amigo Pobers, catedrático de parapsicología de Utrech, fue enviado a las Antillas con la misión de estudiar el papel de la telepatía, muy frecuente entre los hombres sencillos. Cuando una mujer quiere comunicarse con el marido y el hijo, que han ido a la ciudad, se dirigen a un árbol y el marido y el hijo le traen lo que les ha pedido. Un día asistió Pobers a este fenómeno y le preguntó a la campesina por qué se servía de un árbol; su respuesta fue sorprendente y capaz de resolver todo el problema moderno de nuestros instintos atrofiados por las máquinas, a las cuales se confía el hombre. He aquí, pues, la pregunta: “¿Por qué se dirige usted a un árbol?” Y he aquí la respuesta: “Porque soy pobre. Si fuese rica, tendría teléfono.”

Jean Cocteau
No. 10, Marzo-1965
Tomo II – Año I
Pág. 156

De magos

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En el circo, una madre imprudente permite que su hijo se preste a la experiencia de un mago chino. Lo mete en un cofre: está vacío. Vuelven a cerrar el cofre. Vuelven a abrirlo: el niño aparece y vuelve a su lugar. Pero ya no es el mismo niño. Nadie se lo imagina.

Jean Cocteau
No. 114-115, Abril-Septiembre 1990
Tomo XIX – Año XXVII
Pág. 223

Jean Cocteau

Jean Maurice Eugène Clément Cocteau

Nació el 5 de julio de 1889 en Maisons-Laffitte, una pequeña ciudad cerca de París. Hijo de Georges Cocteau y de Eugénie Lecomte, fue el menor tras Marthe (12 años) y Paul (8 años).

En 1898 Georges Cocteau, rentista hijo de abogados, se suicidó disparándose una bala en la cabeza. Esto, junto con el posterior traslado de Marthe y Paul al hogar de sus abuelos, hizo que Eugénie Lecomte fuera una madre sobreprotectora con el pequeño Jean.

En 1900 ingresó en el Lycée Condorcet, del que fue expulsado por indisciplina en el año1904. En 1906 ingresó en el Lycée Fénelon, donde nunca logró un rendimiento regular, por culpa de su poco interés.

En 1908, Édouard de Max, fanático de la poesía del joven Cocteau, lo presentó en unaMatinée Poética en el Théâtre Fémina, donde no dudó en declararlo como un joven prodigio de la poesía. Así, un año más tarde, publicó su primera compilación poética, La lampe d’Aladin. En 1909 se trasladó a su nueva residencia, en la rue d’Anjou de París, junto con su madre. Este mismo año, tuvo una fugaz relación con la comediante Madeleine Carlier.

En el año 1909, gracias a su amistad con Serguei Diaghilev y a la revelación de losBallets Rusos, Jean Cocteau ingresó al círculo del ballet y el teatro.

La muerte súbita de Raymond Radiguet, gran compañero de Cocteau, el 12 de diciembre de 1923 afectó terriblemente al poeta, que llegó a declarar: «ya no escribiré». Desesperado, Cocteau comienza a dedicarse al opio. A pesar de numerosas curas de desintoxicación, consumirá droga hasta el final de su vida.

En 1930 realizó su primera película: La sangre de un poeta. Cocteau fue hospitalizado durante 40 días debido a un ataque de fiebre tifoidea. Durante 1932 mantuvo una relación con Nathalie Paley, hija de un gran duque Romanov. Quedó embarazada, pero abortó debido a la intervención de Marie-Laure de Noailles, quien de joven había amado a Cocteau y se había propuesto arruinar su nueva relación. Durante el transcurso del año 1933, mantuvo una fugaz relación con Marcel Khill, quién falleció en 1940.

En 1943 falleció su madre, Eugénie Lecomte. En 1945 grabó la película La Belle et la Bête, donde conoció a quién fue su pareja más duradera, Jean Marais, cuya relación levantó fuertes críticas que Cocteau contrarrestó en sus ensayos contra la homofobia. Su mano derecha fue el pintor y diseñador Christian Bérard  a quien Cocteau apodaba «Bebé»- realizador de las exquisitas escenografias de La bella y la bestia, La voz humana, El águila de dos cabezas, y otras obras y que fallece en1949 a los 47 años.

En 1947 se reencontró con Édouard Dermit, quién se convertirá a partir de entonces en su hijo adoptivo y heredero universal.

El 3 de marzo de 1955, Jean Cocteau fue nombrado miembro de la Academia francesa (l’Académie française) y en 1957 fue nombrado Miembro Honorario del Instituto Nacional de Artes y de Letras de Nueva York.

En 1958 falleció su hermana, Marthe Cocteau y en 1961 falleció su hermano, Paul Cocteau.

Jean Cocteau murió en Milly-la-Forêt, cerca de Fontainebleau, el día 11 de octubre de 1963, víctima de un infarto de miocardio el mismo día que Édith Piaf. La casa ha sido abierta al público, alberga una importante colección de obras y memorabilia.[1]

 

Exactitud


Permitid que os refiera la historia de los automovilistas en China. ¿No la conocéis acaso? El automóvil está en panne en un pueblecito chino; tiene un agujero en el depósito. Se descubre a un artesano que no puede reparar el depósito, pero que lo copiará en dos horas. Los automovilistas parten de nuevo con un depósito magnífico. En plena noche, nuevo panne. El chino había copiado también el agujero.

Jean Cocteau
No. 42, Mayo 1970
Tomo VII – Año VI
Pág. 378