Rodrigo Pérez Rembao

Rodrigo Pérez Rembao

 

Rodrigo Pérez Rembao

(Chihuahua, Chihuahua, 1973)

Ha colaborado con cuentos y reportajes en diversas publicaciones del país desde 1995. Es autor de la novela Alguien se está muriendo (UACH, 2000) y coautor del libro de cuentos Reflexiones sin remedio (CONACULTA-ICHICULT, 2001). Fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes en 1997 y 2000.  Durante un tiempo se dedicó a escribir telenovelas, razón por la cual cayó en una crisis existencial de la cual no ha terminado de recuperarse (aunque él asegure lo contrario). En repetidas ocasiones, las mujeres feas han sido tema de sus ficciones; las mujeres bellas también[1].

[1] Semblanza cortesís del propio Rodrigo Pérez Rembao vía e-mail

Irremediable

La misma brisa que le hizo sentir frío minutos antes, arrastraba una hoja de papel que, al contacto con el pavimento, hacía ruido (perceptible a esas horas de tranquilidad). Apartó su vista del libro y se entretuvo contemplando con qué lentitud se acercaba el papel a la banca donde había decidido sentarse. Para ello, hubo necesidad de que en el recorrido hiciera un viraje caprichoso, lo cual convertía el detalle en una casualidad sorprendente. Como lo esperaba, el papel llegó directo a sus pies. Se detuvo un instante, y él le clavó la mirada en búsqueda de cualquier cosa que pudiera entenderse como un mensaje, como una señal al menos. Una nueva ráfaga sacudió al objeto. Lo hizo girar de tal forma que dejó ver ambas caras en blanco; vacías.

Sintió una especie de desencanto que, aun reanudando su lectura, no desapareció del todo.

Rodrigo Pérez Rembao
Número 136 – 137, julio-diciembre 1997
Tomo XXIX – Año XXXIII
Pág. 43

Voyeurista

Desde que conoció a la anciana no ha dejado de ir a verla un solo día. Sabe que en cualquier momento podría no estar ahí, y entonces no tendría dónde buscarla. Por eso se alegra tanto cada vez que la encuentra. Se entusiasma al contemplarla, ansioso porque también ella lo mire, con esos ojos profundos que observan desde tan hondo, desde tan lejos.

Su figura retorcida, forrada con jirones de tela mugrosa, parece a punto de caer fulminada por los años, por la hambruna, por la pena, acaso por la mera voluntad de no seguir viviendo… quien podría saberlo, ¿las calles que desde hace años atestiguan su miseria?

Él se regodea observándola allá afuera, del otro lado del cristal, desde donde encorva la mano en dirección al vidrio. Nunca le ha dado una sola moneda. Nunca siquiera ha bajado el cristal. Se limita a contemplarla, contento de volver a verla, extrañado de que, a sus alrededores, en los carros contiguos, nunca haya nadie que muestre placer al mirarla.

Rodrigo Pérez Rembao
No. 135, Abril-Junio 1997
Tomo XXIX – Año XXXIII
Pág. 25