Soñar le presentaba tal evasión de su realidad que hizo esfuerzos por dormir cada vez más hasta superar las horas que pasaba despierto y así, hasta dormir el tiempo corrido… pero jamás volvió a soñar.
Natalia Ruiz
Número 136 – 137, julio-diciembre 1997
Tomo XXIX – Año XXXIII
Pág. XXXIV