Antonio de Undurraga

Antonio de Undurraga

Antonio de Undurraga (n. en 1911 en Santiago de Chile y fallecido en 1993 en la misma ciudad) fue un abogado, funcionario público, diplomático y escritor chileno.

Fue diplomático en Argentina y Panamá, además de funcionario del Ministerio de Hacienda. Poeta de la corriente denominada hermetismo, escribió también cuentos, novelas y ensayos. Realizó numerosas antologías de escritores chilenos y se desempeñó además como periodista en diarios y revistas, entre ellas Caballo de Fuego, de la cual fue director.

Vicepresidió el PEN Club de Chile, yla Sociedadde Escritores.

El color de la patria

El honrado, el valiente, el finísimo caballero don Pedro Aldao sintió un día rodeado su corazón por el rojo, el azul y el amarillo de la nueva bandera creada por Francisco de Miranda y se enroló en el ejército patriota de Nueva Granada. Pronto se le ascendió, por sus hazañas, a comandante. En Calabozo, al ser capturado por las fuerzas de Boves, se le degolló.

Su pálida cabeza, siete veces venerable y honesta, fue enviada a San Fernando, como trofeo, ensartada en la punta de una gruesa pica muy bien labrada. Cabeza y pica como un cirio o estandarte fúnebre fueron colocadas en la plaza de dicha villa.

Pasaron los meses, cayeron las lluvias y surgió una fugaz primavera. En 1818 José Antonio Páez al frente de sus bravos llaneros armados de largas picas se tomó con sus patriotas la villa de San Fernando y reconoció la cabeza del comandante Pedro Aldao colocada en el centro de la plaza. A la luz del atardecer relucía con fríos tonos cobrizos. Conservaba su piel apergaminada por cuanto había sido frita en aceite, el embalsamamiento bárbaro de entonces.

Páez ordenó a sus lanceros que guardasen silencio y que inclinasen la pica formando una V de la victoria para bajar, él mismo, la cabeza del héroe y darle sepultura. Pero al tomarla en sus manos sintió un rumor extraño. En seguida voló un pajarillo. Dentro de ella había un nido y dos polluelos también amarillos y este amarillo era idéntico al de la bandera de Miranda.

Páez guardó a los polluelos en su mochila y exclamó: —¡Lanceros, mirad, son amarillos; tienen el color de la patria…!

Antonio de Undurraga
No. 44, Julio – Agosto 1970
Tomo VII – Año VII
Pág. 645