Jan Potocki

Jan Potocki

El manuscrito encontrado en Zaragoza” es la obra más conocida de Jan Nepomucen Potocki de Pilawa, el novelista polaco nacido el 8 de marzo de 1761 que, a lo largo de su vida, también fue historiador y científico.

Miembro de una familia noble, este joven nacido en el castillo de Pików fue educado en Podolia, Suiza, Ginebra y Lausana, donde se interesó por las ciencias y la literatura. Al regresar a Polonia, Jan ingresó a la Academia Militar de Viena, pero abandonó dicha institución para viajar y estudiar, dos actividades que lo apasionaron durante toda su vida. De esta forma, el conde Potocki, que llegó a adquirir una gran cultura y a dominar la mayoría de las lenguas modernas y clásicas, recorrió Italia, España, Turquía, Grecia, Egipto, Albania y Montenegro.

Ya de nuevo en Polonia, Jan Potocki contrajo matrimonio con Julia Lubomirska, la descendiente de los príncipes Estanislao Lubomirski y de la princesa Isabel que le dio dos hijos y lo dejó viudo en 1794.

Tras dejar a los niños al cuidado de su suegra, este escritor que se sintió atraido por el esoterismo y el ocultismo, retomó su costumbre de viajar y estudiar. En este contexto, sus aventuras lo llevaron a Holanda, a compartir un vuelo en globo con el aeronauta francés Jean Pierre Francois Blanchard y a recorrer Marruecos. En 1799, el autor apostó por segunda vez al matrimonio al casarse con su prima Constance Potocka, con quien tuvo un hijo.

“Los gitanos de Andalucía”, “Viaje a Turquía y Egipto”, “Viaje al imperio de China”, “Historia primitiva de los pueblos de Rusia” y “Principios para una cronología de los tiempos anteriores a los Juegos Olímpicos” son otras de las obras que componen la producción literaria de este escritor que se suicidó el 2 de diciembre de 1815 con un disparo en la cabeza[1].

El fascinador


En el año del Señor 1503, noveno año de Federico, Rey de Nápoles y de Sicilia, Elfrida de Monte Salerno, llevando la impiedad hasta el exceso, se jactaba ante todos de poseer el verdadero paraíso y de renunciar voluntariamente al que aguardamos en la vida eterna. Pero, en la noche del jueves al viernes santo, un temblor de tierra arruinó su palacio, cuyas ruinas se han convertido en una morada de Satán, donde el enemigo del género humano ha establecido muchos y muchos demonios que por largo tiempo obsesionaron y obsesionan todavía, mediante mil fascinaciones a quienes se atreven a aproximarse a Monte Salerno, y hasta a los buenos cristianos que habitan en los alrededores.

Jan Potoki
No. 29, Abril 1968
Tomo V – Año IV
Pág. 418